El cohete Safir-2. / AP
MUNDO

Irán abre un nuevo frente de batalla con Occidente

Alarma en la comunidad internacional ante la puesta en órbita por Teherán del primer satélite de fabricación propia

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«Éste es un paso más hacia la justicia y la paz». Éstas fueron las primeras palabras de un exultante Mahmud Ahmadineyad tras ordenar el lanzamiento del primer satélite de fabricación iraní al espacio. 'Omid', palabra que en farsi significa esperanza, es un satélite de comunicaciones y fue puesto en órbita en un cohete Safir-2, también manufacturado en la República Islámica, desde una nueva base especial secreta en mitad del desierto. «El ángulo desde el que miramos las ciencias y tecnologías es el divino mientras que el de ellos es el diabólico», destacó el presidente aludiendo a las grandes dudas que generan los progresos científicos iraníes en la comunidad internacional.

El país amaneció con las televisiones emitiendo las imágenes de este lanzamiento y durante toda la jornada fue el tema que monopolizó los canales iraníes que alababan el logro científico logrado por los investigadores de las universidades del país.

Más allá del mensaje de concordia enviado por Ahmadineyad, desde Occidente se recibió la noticia con malestar. No por el satélite, sino por la mejora que representa el Safir-2, un modelo basado en el misil Shahab-3 que tiene capacidad para alcanzar ya no sólo Israel, sino también Europa del Este.

El portavoz de Exteriores francés, Eric Chevalier, mostró su preocupación debido a la «gran similitud tecnológica» con la tecnología de los misiles balísticos. El responsable de la Agencia Espacial Israelí, Zvi Kaplan, por su parte, no se mostró sorprendido debido a que «los jóvenes iraníes estudian ahora en el extranjero y puede aprender fácilmente el uso de estas tecnologías». Los dirigentes de la nación persa, sin embargo, insisten en que la carrera espacial, como la atómica, persigue exclusivamente fines civiles. Una carrera por el espacio en la que, según Reza Taqipour, director de la Agencia Aeroespacial, «enviaremos el primer astronauta al espacio en menos de diez años». En los próximos meses, además, está previsto el lanzamiento de otros dos nuevos satélites para seguir mejorando las comunicaciones y el servicio de alerta de desastres naturales en el país.

El Líder Supremo, Alí Jamenéi, sucesor del fundador de la República Islámica, imán Jomeini, y auténtica persona con poder dentro del país, señaló que ésta es «una muestra de lo acertadas de las esperanzas que la gloriosa revolución ha insuflado en los corazones».

Las relaciones de Irán con Occidente tienen, por tanto, un nuevo caballo de batalla. El régimen islámico se convierte en uno de los ocho países con capacidad para poner satélites de fabricación nacional en órbita y ya no precisa de la ayuda rusa para lanzarlos porque cuenta con sus propios cohetes, cada vez más sofisticados. Este bautizo espacial se produce como una especie de ofrenda de los dirigentes actuales al treinta aniversario del triunfo de la revolución y también a las puertas de la reunión del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas -el conocido como 5+1, que incluye a Estados Unidos, Reino Unido, Francia, China, Rusia y Alemania-, que se reunirá en Fránkfort, y de la Conferencia de Seguridad, que se celebrará en Munich a partir del proximo viernes y a la que acudirán enviados de Irán.

Autosuficiencia

Las sanciones internacionales no sólo no han logrado detener el enriquecimiento de uranio, sino que desde que entraron en vigor Irán se ha convertido en miembro de los clubes de países atómicos y con capacidad espacial.

El ministro de Defensa, Mostafa Mohammad Najjar, aprovechó el lanzamiento del Omid para resaltar «la autosuficiencia lograda por Irán en la producción de misiles. Cuanto mayor sea la capacidad de autodefensa del país, mayor será la estabilidad en la región».

No hay que olvidar que en estos momentos Washington mantiene desplegados a decenas de miles de hombres tanto en Irak como en Afganistán, ambos países fronterizos de una Republica Islamica que pese al llamamiento al diálogo lanzado por el presidente estadounidense, Barack Obama, sigue a la espera de los primeros movimientos de la Casa Blanca.

En las calles de Teherán la gente se mostraba más preocupada por la subida diaria de los precios que por el nuevo logro anunciado por el Gobierno, pero los ciudadanos consultados no podían ocultar su orgullo por los avances que logra el país, pese al bloqueo internacional.