El héroe de Davos

El gesto del presidente turco, Tayip Erdogan, abandonando airado un debate en el Foro de Davos le ha reportado réditos populares. El mandatario dejó la cita al entender que no había podido rebatir al presidente israelí, Simon Peres, tras su alegato defendiendo la intervención sobre Gaza.

Como si de un ídolo pop se tratara, miles de personas, muchas de ellas portando banderas palestinas y turcas, le esperaron ayer en el aeropuerto de Estambul coreando lemas como «Turquía está orgullosa de ti». Aclamado por las masas, el presidente turco afirmó que «la forma en la que Peres se pronunció no encaja en la manera en que un presidente tiene que hablar. Fue insultante y elevó mucho la voz».

En una rueda de prensa posterior, Erdogan criticó al moderador, el columnista de The Washington Post David Ignatius, al explicar que Peres pudo exponer sus puntos de vista a gritos durante 23 minutos y sin ninguna interrupción, mientras que a él sólo le dejó 12 minutos. Esa es la razón, según el dirigente, de su colérica reacción y de su promesa de no volver más a Davos.

El incidente parece que no llegará a mayores. Israel no desea que su aliado y mediador habitual en la región se convierta en un quebradero de cabeza más. Peres le telefoneó después del debate para limar asperezas y confió en que el incidente no afecte a las relaciones bilaterales. Las Fuerzas Armadas turcas se apresuraron a confirmar que los proyectos militares conjuntos con Israel no se verán afectados por el desencuentro.

Si Erdogan tiene el aplauso de la calle, no tiene el de la oposición. El kemalista y laico Partido Republicano del Pueblo (CHP) acusó a Erdogan de actuar como un vocero de Hamás. «Se ha comportado como su portavoz», explicó su vicepresidente. Según este partido, con su actitud habría debilitado «el prestigio de Turquía».