Cultura

Hallan en el Teatro Romano el primer grafito subversivo de la historia de Cádiz

En la placa descubierta se puede leer la frase 'Eh, Balbo, ladrón', dedicada a un miembro de la elite de la ciudad del primer siglo antes de Cristo La pieza será custodiada en el Museo hasta que culminen las obras del coliseo

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Los trabajos que se están realizando en el Teatro Romano para la construcción de un centro de interpretación han sacado a la luz lo que podría ser la primera pintura subversiva de la historia de Cádiz. El hallazgo demuestra que las fricciones entre seres humanos era ya un sentimiento común en la Gades romana y el arte, o las males artes, una herramienta de expresión al servicio de estas desavenencias. Lo cierto es que el descubirmiento, más que por su belleza, sobresale por su alto contenido antropológico en una zona dominada por la familia de los Balbo, clan del que llegara a ser uno de los principales gobernantes de la República de Roma, Lucio Cornelio.

Sin embargo, la buena fama de estos personajes no se refleja en la placa encontrada en el Teatro Romano de la ciudad. Se trata de una pieza fechada en el siglo I antes de Cristo con una inscripción en grafito en la que se puede leer «Eh, Balbo, ladrón».

La delegada provincial de Cultura, Yolanda Peinado, visitó ayer el Teatro para comprobar in situ el hallazgo. La delegada estuvo acompañada por el arqueólogo Francisco Alarcón -que ha realizado las primeras investigaciones sobre esta placa--y del director del Museo de Cádiz, Juan Alonso de la Sierra.

La piedra hallada mide 80 centímetros -por el lado en el que está la inscripción-, y 15 centímetros de alto. La documentación elaborada por Alarcón y los arqueólogos Juan de Dios Borrego y Ángel Ventura, de la Universidad de Córdoba, desvela que dicha inscripción se hizo con puntero y mazo, y no con cincel. Esta metodología hace pensar a los investigadores que no se trata de una inscripción hecha en un taller, sino más bien un «grafito ocasional» realizado por un artesano con acceso a las obras de realización del Teatro.

«La inscripción se colocó boca abajo, para no ser vista, a modo de maldición», explica Alarcón, para el que se sentara allí. El grafito consta de tres palabras. La primera es latro, que significa ladrón. A continuación, parece ser que el artesano comenzó a grabar un monograma, pero no convencido del resultado, lo borró con varios golpes de mazo. Finalmente escribió con letras grandes y profundas el testimonio definitivo, un monograma compuesto por las letras 'B' y 'E' cruzadas por una raya horizontal a modo de A y también de L. En ellas se esconde el protagonista a quien se dirige la maldición o insulto: Balbe, vocativo de Balbus.

«El hecho de realizarse de forma críptica», añaden los arqueólogos, «se explica por el temor del artesano a ser descubierto y castigado. Posiblemente la maldición se grabó en el lugar que ocuparía un tal Balbo en la prohedria del Teatro durante las representaciones. Se trata, pues, de un miembro de la elite social gaditana».

El Teatro Romano, descubierto en 1980, está ubicado en el barrio del Pópulo y fue mandado a construir, curiosamente, por Lucio Balbo el Menor en el siglo I antes de Cristo. Se trata de uno de los recintos más grande de todo el mundo romano (aunque no se ha excavado totalmente), sólo superado en Hispania por el teatro de Corduba, cuyo diámetro de la cávea era de 124,3 metros, mientras que el de Gadir, tenía un diámetro de la cávea de 120 metros. Cicerón habla de su uso para propaganda personal de Balbo en sus Epístolas a familiares.

La delegada ha anunciado que la placa se trasladará al Museo de Cádiz la semana que viene para que sea custodiada mientras el Teatro permanezca en obras.