Opinion

Inolvidable padre Cabello Alhama

La víspera del día de Reyes del año 1969 falleció súbitamente el entrañable sacerdote salesiano don José Joaquín Cabello Alhama, de la comunidad salesiana de la popularmente conocida Escuela de las Canteras de Puerto Real.

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Dejó el padre Cabello Alhama indeleble huella en quienes fuimos sus amigos y en grandes ámbitos de Puerto Real. Su muerte le impidió ver la forzada marcha de los salesianos de nuestra localidad en las postrimerías de la ominosa dictadura franquista. Don José Joaquín Cabello por sus evidentes cualidades supo pronto granjearse las simpatías generales.

Durante sus momentos de asueto -los que le permitía su sagrado ministerio-, valoré en él sus grandes dotes para la pirografía logrando con su arte y excelente pulso grabados de reconocido relieve, que don José Joaquín, nos solía obsequiar con conocida generosidad, siendo distinguidos con sus trabajos de singular esmero y en el que suscribe como un hermoso legado. Era un asiduo colaborador con sus escritos de gran calado en el semanario Marcador.

Siempre me hablaba con empedernida admiración del consumado comediógrafo don Pedro Muñoz Seca, ejemplar ciudadano portuense vilmente asesinado en 1936 en Paracuellos del Jarama.

Recuerdo cómo el padre Cabello conservaba en destacado lugar de su humilde cuarto las obras completas de Muñoz Seca y Pérez Fernández.

Evoco con gratitud a don José Joaquín y en similar medida a don Manuel Bravo Fernández -rector salesiano de la Institución Virgen del Carmen al fallecer el padre Cabello-, denodado impulsor del primer cineclub en Puerto Real que tanto significó en nuestra vida cultural.

El excmo. Ayuntamiento de Puerto Real, presidido por José Antonio Barroso Toledo, otorgó al muy laborioso sacerdote don Miguel Gómez de Medina el título de Hijo adoptivo y medalla de oro de la Villa de 1988. Un muy simbólico reconocimiento a una copiosa singladura colectiva además de a un noble salesiano de eficacísima gestión.

Alfonso Aguirre Cabezas. Puerto Real.