CALLE PORVERA

La doble fila

Corro el serio riesgo de no poder cruzar la calle que encabeza este artículo de opinión, de no encontrar una mirada amiga en toda la Porvera, de que no me den un crédito en el banco, una aspirina en la farmacia o un montadito en el bar por considerar que no están demasiado justificadas las críticas que se están vertiendo tras los cambios que está sufriendo esta céntrica calle jerezana.

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Y básicamente no las entiendo porque gran parte de estas críticas se sustentan en el aparcamiento en doble fila, algo ilegal. Los comerciantes se quejan de los perjuicios económicos que les acarreará el nuevo carril bus que se ha situado. Esta medida impide que cualquier coche quede mal estacionado, pues, entre otras cosas, no quedaría espacio más que para un tremendo atasco en una calle que, salvo en las horas de mayor tranquilidad, siempre suele estar embotada. Las protesta tienen un cierto parecido a las que promovieron los comerciantes de la calle Larga cuando se decidió hacerla peatonal. Por entonces también se quejaban porque sus clientes ya no podrían acceder a las tiendas en sus vehículos -que también dejaban mal aparcados en plena arteria jerezana-. Al final, acabaron cambiando las quejas por agradecimientos. En esta ocasión no sé en qué se convertirán las críticas, pero de momento parece que la intención es tomarse la justicia por su cuenta y molestar al resto de los jerezanos cortando la calle el lunes. Debo reconocer y reconozco que yo mismo he aparcado en doble fila en la Porvera, pero no puedo dejar de tener presente que se trata de un hecho que puede llegar a estar multado. Sea por uno o por cinco minutos.