Sociedad

La Wikipedia se convierte en el Wikimundo

La enciclopedia digital crece en prestigio y cuenta con 10 millones de artículos escritos por 7,5 millones de colaboradores en 253 idiomas Los profesores usan blogs de clase para implicar a los alumnos

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¿Quién era Antonio Machado? ¿Qué lugar ocupa Júpiter en el orden de los planetas? Los curiosos por devoción y los escolares por obligación frecuentan las enciclopedias para aclarar dudas o evitar errores. Quizá también, como dicen los mal pensados, para copiar con más o menos disimulo y presentar el trabajo al profesor como una fina investigación personal.

En esto también los tiempos han cambiado. Si antes el Espasa era el no va más, ahora las enciclopedias en papel y en cd-rom conviven con las específicas para los ordenadores como la Encarta, y con algunas muy nobles y ancianas, pero por internet y de pago, como la Britannica. Lo común a todas ellas es que sus artículos están escritos por especialistas elegidos por los editores. Y la fórmula sigue viva, aunque ahora no le queda más remedio que confraternizar con el modelo wiki, en la que cualquiera puede aportar su conocimiento sobre Bécquer o Marte.

Quien use internet se habrá encontrado en incontables ocasiones con la Wikipedia. Es lo primero que aparece después de introducir un nombre o una palabra en cualquier buscador. Al pinchar en el sitio se abre una entrada muy parecida a la de un enciclopedia, pero escrita con la colaboración de tantas personas como hayan querido participar en la redacción, un proceso que nunca se da por terminado.

Varios saben más que uno, y la inteligencia compartida suele ser más inteligente que la individual: esta es la filosofía en la que se basa el modelo wiki, que en hawaiano significa rápido, aunque esta última palabra también puede referirse a la velocidad con la que ha crecido la Wikipedia, que ya tiene 10 millones de artículos escritos por 7,5 millones de colaboradores en 253 lenguas, entre ellas el euskera, el asturianu, el aragonés y el estremeñu. El sitio recibe cada segundo entre 20.000 y 45.000 consultas.

Según sus dectractores, la Wikipedia es poco fiable porque no está garantizado el conocimiento de los participantes y se pueden colar en masa los llamados vándalos de la Red. George W. Bush no tiene un lugar reservado en la enciclopedia más leída del mundo, pues cuando lo tuvo fue saboteado tantas veces que los administradores de la Wikipedia han cerrado su entrada.

El viejo periodista John Seigenthaler tuvo que quejarse porque asociaban su nombre al asesinato de John F. Kennedy, y si alguien necesita datos del músico Keith Emerson, de Emerson, Lake & Palmer, le sorprenderá leer que sus discos han sido «tontamente olvidados como consecuencia del estancamiento que fue sufriendo la crítica y el público mayoritario a partir de 1977». Demasiados juicios de valor para una enciclopedia.

Sin embargo, la aceptación de la Wikipedia raya alto. «Es una buena herramienta, muy prestigiada y con un gran volumen de entradas, que ahora están muy revisadas y sobre las que hay un control mucho mayor que hace unos años», argumenta Luis Miguel Muñoz, profesor de Pedagogía en la Universitat Oberta de Catalunya, una institución líder en el uso de las nuevas tecnologías.

Un estudio de la revista Nature, publicado en diciembre de 2005, estudiaba 42 términos científicos en la Wikipedia y en la Britannica y concluía que si la primera tenía cuatro errores por entrada, la segunda, la más célebre del mundo, llegaba a tres. El problema de la Wikipedia, según los investigadores de Nature, estaba en la confusa redacción y en la deficiente estructura de los artículos.

Los profesores suelen detectar la inspiración abusiva de la Wikipedia cuando les suenan las frases o cuando se cometen los mismos errores que se recogen en las entradas. Pero ahora muchos de ellos, lejos de resignarse, han dedicido usar el modelo wiki para sus propios fines.

Isidro Vidal da clases de música en un instituto de Getxo y para ello se apoya en la Red. Vidal crea un blog para cada aula. En él se inscriben los estudiantes como usuarios y allí encuentran las páginas web recomendadas por el profesor. «Si teclean un nombre en el buscador les van salir decenas de miles de páginas. Yo se las acoto a tres o a cuatro, las que me parecen mejores. Ahora bien, también les digo que consulten las enciclopedias de papel», explica Vidal.

El blog sirve como medio para coordinar las clases y para generar contenidos, relacionados con la música y con otros temas. «Los chavales se sienten más involucrados cuando participan en el proceso del conocimiento y cuando lo comparten con los demás». Por ejemplo, pueden investigar las características de un pueblo de su entorno que no está en la Wikipedia y, cuando ya han averiguado lo suficiente, lo cuelgan en ese contenedor enciclopédico. «Así sienten que su esfuerzo se ve recompensado».

Este modo participativo de aprendizaje es el que también se pone en práctica en las clases de Juan Miguel Muñoz en la Universitat Oberta de Catalunya. «Trabajamos en equipos de cuatro personascada uno de ellos con un wiki (un sitio web cuyas páginas web pueden ser editadas por varias personas). El wiki se va cambiando y modificando, y yo detecto todo el movimiento que hay detrás: por qué han entrado los estudiantes y qué han dejado. Como ellos tienen su clave, puedo ver si han participado en foros o en el espacio de debate virtual de la universidad».

La enseñanza cobra así un dinamismo que destierra lo que Muñoz llama, con la expresión de Paulo Freire, educación bancaria «El profesor ya no es alguien que deposita todo su saber en los alumnos, que lo reciben con la boca callada. Ese modelo está hoy cuestionadísimo porque el conocimiento se construye y la Red ofrece las mejores herramientas para esa construcción entre todos».

Otra aplicación de las nuevas tecnologías a la educación es el Wikillerato, dentro del proyecto Educared y patrocinado por la Fundación Telefónica. Se trata de un sistema complemetario de aprendizaje destinado a los alumnos de bachillerato, que incluye un texto básico coordinado o moderado por profesores de las distintas asignaturas, como Física, Filosofía, Matemáticas, Dibujo Técnico, Química y Biología, entre otras. «Tenemos una guía que nos sirve de base y que es muy parecido a un libro de texto de cada asignatura. A partir de ahí, el moderador aporta sus conocimientos, corrige los errores de los alumnos virtuales y, en definitiva, garantiza la calidad del aprendizaje. Los estudiantes participan también en foros de discusión, muy útiles porque pueden plantear problemas que a lo mejor otros ya han resuelto y les pueden decir cómo», explica Eduardo Ramos, la persona que puso en marcha el proyecto hace algo más que un año.

No se trata, añade, de negar el valor del libro de texto tradicional, sino de ofrecer un complemento. «Si hay algo que no entienden bien, por ejemplo una derivada en Matemáticas, pueden acudir al Wikillerato y así disponen de un recurso más».

Los buenos profesores, dice Umberto Eco, no tienen por qué preocuparse de que sus estudiantes corten y peguen de las páginas de Internet y lo presenten como un trabajo original. Se trata de plantear tareas inteligentes para que a los alumnos les sea imposible caer en la pereza o en la prisa.