Ciudadanos

Campanadas en el Estrecho

MIGUEL D. GARCÍA

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Un repaso al año que se acaba nos descubre cómo la apacible tranquilidad de la que solemos y podemos presumir los gaditanos se ha visto truncada más veces de las deseables por noticias que nos desvelan el lado rudo e inhumano de la realidad. El envés que, de vez en cuando, golpea nuestras conciencias de forma dramática y que sigue estando marcado por la droga, el tráfico de personas y las muertes en las carreteras. Otros sucesos, quizá por ser menos frecuentes y más dramáticos, han causado incluso un mayor shock entre los gaditanos, como la muerte de tres mujeres víctimas de la violencia machista; los homicidios de las jóvenes Tamara Leyton y Loli Amaya; o el secuestro del empresario Rafael Ávila. Cabe destacar, en cambio, algunas noticias optimistas, como el refuerzo de la lucha contra el narcotráfico.

A principios de 2008, una de estas bofetadas de realidad nos golpeaban entre las noticias de fiestas, de campanadas, Reyes Magos y buenas intenciones ante el nuevo año que se avecinaba... Una patera naufragaba entre el 31 de diciembre y la madrugada del recién estrenado año. Y durante una semana fueron llegando hasta la costa los cadáveres de sus tripulantes. No fue la única. Días después naufragaba una segunda embarcación. El refuerzo de la vigilancia de las costas por medio del Sistema Integral de Vigilancia Exterior (Sive) ha reducido notablemente los viajes ilegales que cruzaban el Estrecho, aunque no los ha hecho desaparecer. La vigilancia del Estrecho por parte de la Guardia Civil sí ha logrado, en cambio, que no se haya repetido la muerte en el Estrecho desde aquellos dos dramáticos naufragios de principios de año.