PANORÁMICA. La plaza Silos es un lugar céntrico y tranquilo que ha sido testigo de la historia de Jerez. / CRISTÓBAL
Jerez

La histórica plaza Silos también existe

Antes llamada Plazuela de Pastrana, desde siglo XVI existen datos de la existencia de viviendas en este enclave jerezano

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Ahora es un mar de coches mal aparcados, casi arrojados en medio de la plaza, en el lugar donde antes estaba el edificio que fue Comisaría de Jerez. De aquellas oficinas donde los jerezanos iban a solicitar el DNI, ya no queda nada, apenas el recuerdo de las generaciones que conocieron dichas dependencias pertenecientes a los funcionarios del Cuerpo Nacional de la Policía. No quedan funcionarios del Cuerpo ni representantes munícipes que se preocupen por la vieja plaza, pues algunos vecinos dicen que «la única presencia municipal en la zona son los cordiales y educadísimos controladores del ORA que van y viene con su cámara digital en ristre a la búsqueda de un coche sin ticket». Algunos, incluso, piensan que la plaza Silos fue la precursora de las políticas municipales que después se han ido haciendo en la ciudad durante los últimos años: a saber, peatonización y aparcamientos subterráneos. Colocamos el comentario porque ya se sabe que silo es eso precisamente. Un boquete bajo tierra, un lugar horadado como despensa de algo. Los silos eran los lugares donde se guardaba el trigo o el grano. Lugares secos bajo tierra, grandes despensas donde los antiguos tenían cualquier elemento que fuese necesario. Antes era el trigo. Ahora, las nuevas tecnologías hacen posible que en lugar de alimentos guardemos bajo tierra coches. La pena es que en la plaza Silos no hay subterráneo, y los coches andan a sus anchas mal aparcados, casi arrojados en el medio de la plaza.

El pasado

La historia de la ciudad cuenta que bajo la antigua casa del número 13 era donde se había hechos estos silos como granero. Algunos datos consultados nos ilustran con el nada despreciable número de 45 silos, preparados para lo que fue la casa Panera del Pósito, instalado en este lugar desde nada menos que el siglo XVI. Sin duda la vieja casa del número 13 todavía guarda encanto. Comenzó siendo la casa de Diego Gaspar de Pastrana. Posteriormente, en el siglo XIX, fue casa cuartel de la Guardia Civil, justo a la espalda del convento de San Agustín que a la postre llegó a ser también cuartel. Pero antes de la llegada de la Benemérita en el año 1850, fue Panera o Granero de Pósito. De ahí los silos donde se guardaba el trigo, de aquí su denominación de plaza Silos en la actualidad.

Pero teniendo en cuenta que existen documentos de compra en el siglo XVI por parte de Gaspar de Pastrana -apellido ilustre que ya está presente con Alfonso X El Sabio en el repartimiento de la ciudad, en 1266, una vez conquistada por las huestes cristianas-, podemos decir que nos podemos encontrar en uno de los primeros lugares habitados de la ciudad extramuros. La situación estratégica de la zona debía de ser privilegiada, pues desde el portalón de la casona se debía tener toda la vista de la campiña en la época medieval, estando alerta sus habitantes ante posibles agresiones. Por tanto era un buen emplazamiento como lugar de vivienda fuera de la ciudadela.

Ahora esta casa está inmersa en el entramado urbanístico de la plaza. Sobre la parte superior de la puerta, un escudo de la ciudad de Jerez, con sus castillos y sus leones.

Justo enfrente está la bodega del Maestro Sierra, una firma bodeguera que desde 1830 produce vinos casi de forma artesanal, un referente del caldo más auténtico de Jerez. A la derecha, los salones de celebraciones que antes fueron de Las Dueñas y ahora lo lleva un catering, muy profesional, venido desde la cercana población de Lebrija. Una tarde de un día cualquiera no hay nadie en el bodegón de celebraciones. No hay bodas que celebrar ni coches de lujo aparcados en la puerta. Todo está tranquilo. Al fondo está muebles La Fábrica.

Arrinconados

La ya veterana tienda de muebles ha cambiado su fisonomía. «Llevamos treinta y cinco años en Jerez», comenta un empleado que guarda la puerta y está pendiente de los posibles clientes que puedan entrar. La tienda de La Fábrica se ha distinguido por un estilo propio en la venta del mueble. Al fondo, dos empleados de la tienda andan con los planos de un salón que una pareja dispuesta a casarse les ha facilitado. Las lámparas cuelgan de los techos y un gran reloj está vigilando la tienda a cierta altura. Son las manillas que parecen que nunca avanzan cuando el personal está esperando la hora de cerrar. Sofás, muebles destinados un recibidor y mesitas para el salón pululan por el espacio de la tienda. «La zona es muy buena, pero la verdad es que está un poco dejada de la mano de Dios», prosigue el empleado. «Estamos en el centro, pero la verdad es que el Ayuntamiento debería de volcarse un poco más en este enclave», subraya.

Sin duda, la tienda parece arrinconada en la plaza. Ahora, está el proyecto de abrir una nueva puerta que da a la espalda, a la calle Puerto. «Pero ya veremos cuándo podremos hacer la obra. Estamos en ello, para nosotros sería muy importante abrir por aquella zona», nos explica en el empleado.

Los vecinos, aunque pocos, sí parecen estar de acuerdo en las posibles mejoras necesarias en la plaza y calle Silos. Todavía perviven las piedras y el terruño de cuando se produjo el derribo de la vieja casa de la Comisaría de Policía. Un vecino nos comenta que «cuando llueve es un lodazal, y cuando sopla levante no hay quien pare por el polvo que se levanta. Por lo menos, sería necesario una solería que le diera un poco de importancia», comenta.

La plaza Silos que comienza en Juan Gómez y acaba en la plaza del Carbón. FisioJerez, lugar donde hasta Jesulín de Ubrique ha sido atendido de sus problemas de espalda, el bar Carmen, o una ferretería que no para de despachar tornillos. Tranquilidad y poco más. La plaza Silos un enclave histórico y de gran sabor jerezano. Un sitio donde, quizá, según comentan todos los que lo frecuentan o viven, pide a gritos una profunda reforma. Ojalá llegue pronto.