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Navidad pagana

Las citas de amigos se convierten en tendencia multitudinaria

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IGNACIO CASAS DE CIRIA
«Los amigos son esos seres extraños que te preguntan cómo estás y luego se quedan a escuchar la respuesta». Lo dijo hace décadas Ed Cunningham y aún sirve como definición certera. Será porque no salen corriendo cuando alguien necesita una porción de desahogo. Será porque son elegidos y no impuestos por el azar como los parientes.

Sea por lo que sea, los amigos suponen un soporte para la supervivencia emocional al que nadie está dispuesto a renunciar. Menos aún en fechas como la Navidad, que remueven conciencias y sentimientos, que provocan una pausa en lo laboral y material que casi todos aprovechan para pensar en lo que hay más allá, en lo que merece la pena, en la gente con la que apetece estar.

Durante los últimos años, una tendencia natural y antigua se ha convertido en un ritual masivo que ya tiene, incluso, escenarios fijos cada año. Se trata de la cita navideña con amigos.

Nada de compañeros de trabajo ni de las conversaciones de siempre sobre los próximos despidos y la tiranía del jefe. Nada de familia con la tensión por el amor-odio pendiente de la primera frase desafortunada. Nada de fechas fijas, ni de citas impuestas por los demás. Se trata de encuentros informales que suelen arrancar en cena o almuerzo pero siempre se prolongan con vasos largos. La generación que ahora empieza a superar los 40 años de edad la ha convertido en norma o en moda.

izás porque esa quinta valora más la amistad juvenil que conoció en los años 80 y no quiere dejarla atrás por más que pesen los pañales, el ordenador de la oficina y la pereza doméstica. Los que son más jóvenes que ellos también se apuntan a la moda. Además de la comida de empresa y de las obligadas veladas familiares, la Navidad ya no sería tal sin ese encuentro pagano, algo canalla, menos formalista, más improvisado y terriblemente apetecible; cada vez más en boga a tenor de los alegres tumultos que se ven en muchos locales por estos días.

Los hay que quedan varios días antes de Nochebuena. Otros, entre Navidad y Fin de Año. Los más rezagados, en las vísperas de Reyes Magos, pero las fechas estrella se extienden entre el 22 y el 28 de diciembre.

Grupos de amigos, a veces divididos por sexos, buscan un lugar y una hora. No hacen falta grandes lujos, sólo actitud, ganas de verse y divertirse. Los niños, el que los tenga, se quedan con los abuelos o con alguna tía solidaria. En algunos casos, también se ve a menores.

Para entender el auge que ha alcanzado esta moda (que siempre ha existido por lógica social, pero nunca con las actuales dimensiones y peculiaridades) basta con pasar frente a Casa Manteca el día 24 de diciembre. Hasta finales de la pasada década, algunos amigos del fundador José Ruiz o de sus hijos, eran los que pasaban por allí para tomar una copa.

El fenómeno Manteca

La costumbre se hizo ley. La norma no dejó de extenderse y el pasado miércoles «el número de personas concentradas era muy parecido al de un domingo de Erizada». La multitud que puede distinguirse a muchas decenas de metros, que tapa por completo la esquina entre Corralón de los Carros y San Félix, llama la atención de cualquiera.

Sólo algunas noches de Carnaval reúnen más gente en el mismo lugar. Son amigos que han quedado espontáneamente y en pequeños grupos hasta formar una asombrosa concentración. Hay estrellas de la copla, bailaoras de fuste universal, jugadores de fútbol, escritores de los que venden y mucha, mucha gente anónima y corriente con ansias por recuperar la esencia de una amistad que afloja los lazos (sin cortarlos) durante el resto del año.

Aunque la escena viñera es la más popular, ni mucho menos es la única. Otros lugares de la diminuta geografía de la capital gaditana reciben los ecos de la nueva tradición inviolable: la quedada con los amigos.

La calle Zorrilla es otro de los emplazamientos estelares. Quizás para público de más edad que prefiere estar al margen de los veinteañeros que se suman a estas concentraciones hasta empezar a darle un pequeño aire de botellón.

Por supuesto, otro de los puntos de reunión inexcusables es el Casino Gaditano, en la plaza de San Antonio. Allí se reunió ayer un grupo de jóvenes que, sin perder sus lazos durante todo el año, en Navidad los estrechan aún más. Es el caso de Fernando Moreno, Patricia Blanco, Nino Copano, Xenia Casanova, Manuel Moreno, Rocío García de Polavieja, Pedro Abad, Rocío Jiménez, Gumer Fernández, Sonsoles Moralejo, Pancho Guzmán, Laura Bazo, Fede Linares, Silvestre Martínez, Gabi Sánchez Lamadrid y Rafael de la Torre.

Otras plazas

En los alrededores de la plaza de Mina, con lugares para comer como Casa Castillo, Cumbres Mayores o El Balandro, quedan matrimonios y grupos de una edad media mayor que también tienen bares de copas de todos los estilos en un radio de 300 metros. También en Extramuros, la glorieta Ingeniero La Cierva y la cervecería La Marea, siempre puntos de reunión, dejan espacio para estas citas especiales, a las que muchas veces se añaden los que pasan el resto del año lejos de Cádiz.

Este último caso es el de Miriam Luna, Asun Pereyra, Esther Salces, Juan Carlos Yrayzoz, y Almudena Silóniz que suelen verse en este local frente a la Playa Victoria, pero que durante estos días celebran «algo especial, un encuentro más largo, más bonito y distinto al del resto del año». Estas citas tienen hora de inicio pero, a menos que arranquen el mismo día 24 de diciembre, es difícil calcular cuando van a terminar.

También en La Marea coincidieron Fernando Estrella, Manolo Estrella y Gaby Escalante, quienes quisieron reunirse a tomar la primera copa en la marea.

A pocos metros, con pocas horas de diferencia, oficiaban el mismo ritual de la camaradería navideña Falele Cózar, Felipe Meléndez, Moisés Gamaza, Marcelo Potolichio y Nicolás Serrano. Tomaron el aperitivo , como cada año, frente al hotel Playa Victoria. En el mismo lugar coincidieron María Castellano, Isa Cadenas, Arancha López-Vegue, Pili Gómez, María Olano y Paco Gómez.

De regreso al casco antiguo, en la mencionada Casa Castillo de la calle Zorrilla, departían Carmen Sifferle, Flora Balbontín, Caty Ulibarri, Paqui Lucero, Virginia Jiménez, Jaime Sánchez Lacasa, Manuel Jiménez, Antonio López Cano y Luis López Almagro. Todos habían elegido para encontrarse la jornada estelar, la más frecuentada, la preferida, la que precede a la Nochebuena.

Fidelidad escolar

Entre los diversos grupos de amigos que se reúnen sin falta cada Navidad, abundan los que remontan su amistad hasta los tiempos de la escuela. Los años de formación académica, de infancia y adolescencia unen como ninguna otra etapa. Son muchos los que aprovechan estos días de fiesta para mantener unos vínculos que ya tienen varias decenas de calendarios de vida.

Es el caso de Pepe Amaya, Franco Madedu, Antonio Reiné, María José Senabre, Gema Rodríguez Téllez, Antonio Ortega y Antonio Amaya, todos antiguos alumnos de San Felipe Neri y compañeros de promoción. Aprovechaban el aperitivo para reunirse con uno de los que menos se dejan ver, Ángel Rodríguez Téllez, venido de Madrid para celebrarlo en familia.

Sin salir del casco antiguo, una de las terrazas con más encanto y parroquia fiel de Cádiz es Joselito. Su toldo sirvió de refugio el pasado miércoles al encuentro amistoso de Fátima Yrayzoz, llegada desde Canarias para estas fiestas, con el diseñador Arsenio, Rosa Morales, David Utrera, Virginia Arizaga, Fernando Batista y el anfitrión Peke.

Tampoco el ritual es patrimonio exclusivo de treinteañeros. Durante la víspera de la Navidad, pudo verse por el centro de Cádiz al coleccionista de juguetes Pepe Jiménez compartiendo charla, copa y buenos deseos con Luis Cabello y Eduardo Domenech.

Los hay, incluso, que estrenaron este hábito festivo la pasada Nochebuena. Es el caso de José Luis Lacave Gómez, Adolfo González-Santiago Cabadas, Juan Castellví Jarillo, Valentín Lasanta Gutiérrez, Eduardo López Vegue, Jaime Ro-cha Rodríguez, Enrique Pérez Benítez, Francisco Hidalgo Mota, Guillermo Boto Arnau y Ramón Vázquez Fernández.

Este grupo de antiguos alumnos suele organizar «eventos a mayor escala, en los que se llama a compañeros más alejados», sobre todo en verano. Pero esta Navidad han decidido apuntarse a esta cálida moda del reencuentro invernal con Papa Noel o los Reyes como pretexto.

En otro caso, el ritual incluye «amigo invisible» o reservar un restaurante completo. Es el caso de un grupo de 22 amigos que ha conseguido disfrutar de una comida estos días en el antiguo restaurante El Balneario, en el Paseo Marítimo: «cerrado para nosotros», dicen orgullosos. «Fue realmente divertido y desengrasante».

Aunque la mayoría de los que se suman a la tendencia del encuentro exclusivo con los afectos -al margen de la vida laboral y la familiar- ya han disfrutado de su cita, hay otros que se lo toman con más calma.

Primero disfrutan de la Nochebuena y la Navidad con sus parientes más próximos y, después, con más tranquilidad, buscan una fecha para su otra reunión. Son personas jóvenes que suelen disponer, al menos, de una semana de vacaciones en estas fechas; lo que les permite organizarse el calendario de otra manera y con mayor flexibilidad.

El fin de semana que termina hoy todavía acoge multitud de encuentros y los hay que dejan la cita, incluso, para las vísperas de Nochevieja o Reyes Magos. Es el caso de un grupo de amigas, profesionales liberales, que rondan los 35 años. Se han citado el próximo martes en Rosa de los Vientos, un restaurante de moda frente a Casa Manteca (que no tendrá tanto bullicio como la pasada semana). Son Carmela, Natalia y Marichari Silva, Sonia Franco, Carmen Gudín, Diana Jones, Montse Macías y Ana Fopiani, entre otras. Aparcan a maridos o novios, a los hijos y se lanzan a «un rato de complicidad en unos días que se prestan a la conversación y la risa». Dos de ellas acuden embarazadas, pero no les afecta: «Nos divertimos igual aunque no podamos beber y tengamos que controlar los excesos con la comida».

Todavía queda un grupo que ha quedado en La Cigarrera, en Plocia, el próximo sábado 3. Son de los más rezagados. Ignacio O'Ferrall, Pedro Sánchez Ferrer, Pedro Espinosa, Félix Cantos... junto al anfitrión, Toñete Frende. Después de ellos, pocos quedarán, porque llega el turno sagrado de los niños.

Cuando acabe la cabalgata de Reyes Magos, la despedida provisional. El próximo encuentro... quizás en Carnaval, Semana Santa o verano. Pero seguro, sin falta, sin excusas, los amigos se verán de nuevo el próximo diciembre cuando 2009 toque a su fin.