NECESIDADES. Las intérpretes voluntarias son la voz y oídos de los miembros de Apersorisla. / S.S
SAN FERNANDO

La Asociación de Personas Sordas pide un local al Ayuntamiento

La falta de una sede y de una trabajadora social les impide obtener subveciones y ayudas de otras administraciones

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La Asociación de Personas Sordas de Isla (Apersorisla) continúa haciendo las mismas reivindicaciones cumplido ya el segundo año de su constitución como entidad. Nada ha cambiado y poco se ha conseguido (desde el punto de vista de la Administración, ya que el colectivo crece en actividad e influencia). Su presidente, Abraham Darwin Franzón, trabaja activamente para conseguir las ayudas que permitan a las personas sordas de San Fernando tener un lugar donde reunirse para comenzar diferentes programas que les faciliten tener una vida diaria como la de cualquiera.

Los contactos iniciales con el Ayuntamiento dieron como resultado la realización de las primeras jornadas sobre personas sordas. El evento se celebró en el Museo Histórico Municipal y destacaron las diferentes conferencias sobre la problemática de las personas con esta discapacidad.

Pero las aspiraciones de la entidad son mucho mayores, y la lucha de Apersorisla persigue conseguir un local social cedido por el Ayuntamiento para desarrollar su actividad en la ciudad. El objetivo principal es poder acogerse a las ayudas de la Junta de Andalucía y la Diputación de Cádiz para realizar en su propia sede cursos de formación, de inserción laboral y todo tipo de talleres que les ayuden a integrarse con en la sociedad.

La asociación la conforman más de 50 personas entre sordos y oyentes voluntarios que en la mayoría de los casos conocen el lenguaje de signos. «Los voluntarios nos ayudan pero necesitaríamos subvenciones para pagar intérpretes porque los necesitamos para ir al médico, hacer trámites administrativos y muchas otras cosas, ya que no podemos comunicarnos», explicó Abraham.

«Queremos que la gente y, sobre todo los políticos, conozcan nuestra situación y nos ayuden, porque para avanzar necesitamos un local, una trabajadora social para presentar los proyectos y obtener las subvenciones de las administraciones, y además, intérpretes que sean nuestra voz y nuestros oídos en el día a día».

Hasta ahora, las personas sordas residentes en San Fernando tienen que desplazarse hasta Cádiz y en muchos casos hasta Jerez para recibir la formación que desean.