Paco Algora, el miércoles en la Universidad de Cádiz. / O. CHAMORRO
LA ENTREVISTA

« Paco Algora Si alcanzas una meta, estás muerto»

-¿Le gusta el papel que le ha tocado en la vida?

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-Evidentemente. Creo que tener vocación es un regalo inmenso. Como dijo Nina en La Gaviota: «he descubierto mi vocación y no temos a la vida».

-¿Qué personaje es usted en los sueños buenos?

-Siempre el personaje siguiente, el que viene. De los que he hecho, cada película es una historia de amor, pero quizás mi preferido haya sido Bruja, más que bruja. Yo me iba a la mili y cuando volvía mi novia se había casado con mi tío, que era Fernando Fernán Gómez. Teníamos que vivir todos bajo el mismo techo y terminábamos matándole, claro. Era una zarzuela.

-Usted era el hijo del portero del Observatorio astronómico de Madrid. ¿Dónde están las estrellas?

-Siempre lejanas. En la vida hay que tener objetivos cuanto más lejanos, mejor. Si llegas a la meta, estás muerto. Mis estrellas son la utopía y la fraternidad universal, por ejemplo.

-Si pudiese gritar una frase que le fuese a escuchar toda la Humanidad diría...

-Gracias.

-¿Es un tipo cabreado con el mundo?

-Digamos que soy un optimista bien informado, pero hay mucha guerra, mucho disparate, mucho caos. Los locos están cada vez más locos y los ciegos, cada vez estamos más ciegos. Pero la Fe mueve montañas y es una buena bitácora para poder caminar.

-¿Es creyente?

-Soy un hijo del milagro.

-¿De cuál?

-He estado más hacia el otro lado muchas veces, y estoy vivo. Que un espermatozoide se encuentre con un óvulo, que un niño rompa a hablar... Eso es un milagro. Creo más en lo que no veo que en lo que veo.

-Antes los censores eran de Franco ¿Y ahora quiénes son?

-El poder y uno mismo. El peor fascista es el que llevamos dentro.

-Cuando en el 84 y se retiró a Vejer dijeron de usted que se había retirado, que estaba loco y hasta muerto. ¿Cuál de las tres elegiría?

-Elegiría estar loco. bendita locura, que Dios nos la aumente. Claro, que no es una locura como la de Bush, pero un gramo de locura es fundamental. Hay que ir como los salmones: a contracorriente.

apaolaza@lavozdigital.es