A SUS 78 AÑOS, Eastwood regresa hoy a los cines. / AP
Cultura

«Wall Street se ha dado de bruces con la realidad»

El autor de 'El intercambio' ve «miedo y corrupción» en EE UU

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Clint Eastwood regresa como director con El intercambio, un drama basado en la historia real de una madre (Angelina Jolie), que en 1928 vivió la desaparición de su hijo y fue tachada de loca cuando la policía le devolvió otro distinto. El último clásico de Hollywood, que acaba de cumplir 78 años, asegura deshojar la margarita de su retirada cinematográfica. Sin embargo, acaba de estrenar en EE UU Gran Torino y ultima el rodaje de una biografía sobre Nelson Mandela.

-¿Cómo preparó El intercambio?

-Tuve que estudiar los años treinta. Vi muchos documentales sobre Los Ángeles, leí libros, vi fotografías... Es una película muy cruda, pero al mismo tiempo da una idea real de la situación social y económica entre 1928 y 1935.

-¿Es cierto que fichó a Angelina Jolie porque le recordaba a Meryl Streep?

-En parte sí. Le contraté porque era la actriz perfecta para el personaje, me recordaba a Meryl Streep porque, como ella, llega muy bien preparada a los rodajes. Angelina es el sueño de cualquier director, no necesita que te sientes a psicoanalizar el personaje.

-Da libertad a los actores.

-Por supuesto. Así es como me siento cuando me dirige cualquier director. Quiero ser libre de crear el papel y que los actores sean capaces de crear sus personajes. Les informo de mi visión de la historia, pero ellos son quienes tienen que interpretar.

-¿Es cierto que rueda una sola toma de cada escena?

-No, es un mito. La primera impresión suele ser siempre más orgánica, más real, cuando tienes veinte tomas las últimas suelen ser muy mecánicas. Estoy seguro de que hay actores con la suficiente técnica para rodar una y otra vez, pero hay algo que desaparece en ese instante que ya no es real.

-Sus películas van directas al corazón de las emociones.

-La base del drama es el conflicto, ya sea interior o contra alguien. No importa si es físico o emocional, pero sólo con esas premisas ya es interesante. Es posible hacer una historia simple con el mínimo de conflicto y probablemente tengas una audiencia limitada, pero cuando cuentas una historia distinta el público reacciona masivamente. Hay muchas historias maravillosas que podría contar, pero no busco un final feliz sino llegar a la raíz de algo.

-En El intercambio se dice que el universo funciona de manera misteriosa. ¿Cree usted en el destino?

-Todo funciona de forma misteriosa. Creo en el destino en ocasiones, pero creo más en hacerse uno a sí mismo, en crear tu propia vida. Yo me he encontrado frente a situaciones adversas y he conseguido escapar. Mi madre solía decirme que tengo un ángel de la guarda sobre mi hombro.

El reto de Mandela

-¿Rodará su historia sobre Nelson Mandela?

-Sí, queremos hacerla y espero que sea una historia que inspire a todo el mundo. Sin duda fue un tiempo muy interesante que presenta un dilema, un conflicto, el de un hombre que estuvo en prisión durante 26 años y de pronto sale y se convierte en presidente del país. Una inspiración para todo el mundo, no sólo para la gente de color, para quienes fue un salvador, sino para los blancos, que aprendieron a vivir junto a los negros. Una historia que merece la pena ser contada.

-La corrupción aparece casi siempre en sus películas.

-Es una constante, sin ironías. La corrupción en la policía de Los Ángeles era real en los años treinta, hablamos de una ciudad dejada de la mano de Dios. Y sí, creo que la crisis es parte de la corrupción que existe en nuestras vidas, no sólo en Wall Street, sino en la mentalidad de mi país, donde la gente cree que con una tarjeta de plástico pueden cargar al mundo sus gastos. Vivíamos en un mundo de sueños y hemos caído de bruces en la realidad, incluidos Wall Street y los políticos, a quienes les da miedo aplicar una política de seguridad económica que ponga límites a todo esto.

-Usted creció en otra época y tiene hijos de diferentes edades. ¿Ha tenido que educar a los más jóvenes sobre los peligros del mundo moderno?

-Crecí en una época, en un momento, similar al de la película. Los niños salían a la calle a jugar, no había televisión, hacías lo que te decían tus padres. Vivimos en la era de la información, todo el mundo sabe en un instante lo que ocurre, los niños crecen viendo las noticias, hablando con el ordenador. Pero no es una vida normal, pierden la perspectiva de las cosas.