SONORO, POÉTICO Y VISUAL. Un momento de la obra. / L. V.
Cultura

Ripoll y Caine musican a Goya en el Teatro de la Maestranza

El escritor gaditano y el compositor llevaron su espectáculo sobre 'Los Desastres' a Sevilla

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Musicar la violencia, ponerle letra al dolor, transmitir el desgarro y la pérdida, la angustia y la pena que desata la guerra. El reto no era fácil, pero el escritor gaditano José Ramón Ripoll y el compositor Uri Caine han pasado la prueba con nota. Los aplausos del público y el refrendo entusiasta de la crítica acreditan el éxito de la propuesta. «Los Desastres de la guerra de Goya constituyen uno de los primeros y más estremecedores testimonios que un artista moderno haya fijado sobre la barbarie y la crueldad humana», explica el escritor gaditano José Ramón Ripoll, autor del guión, los textos y las letras de las canciones de la obra que, con el mismo nombre que la serie de grabados, se estrenó en el teatro Isabel La Católica y que llegó ayer al Teatro de la Maestranza de Sevilla.

El espectáculo (sonoro, poético y visual) utiliza la excusa del bicentenario de los sucesos de mayo de 1808 para reflexionar sobre los horrores que conllevan la destrucción, «la fiereza que surge de nuestros instintos cuando nos otorgan licencia para matar», la atrocidad y el sufrimiento de la tortura, la miseria y el desamparo como frutos inevitables de cualquier contienda.

La factura musical de estos Desastres también luce una firma prestigiosa: Uri Caine, el pianista y compositor norteamericano que ha logrado una posición de privilegio en el panorama internacional gracias a su virtuosismo eclepticista y al que el New York Times ha definido como «un genio enciclopédico», capaz de actualizar para el siglo XXI «aquella revolución que comenzó hace 40 años con Miles Davis».

El producto final es el resultado de una «larga cita virtual» en la que han participado todos los componentes de un equipo disperso, pero que ha utilizado las nuevas tecnologías para «intercambiar ideas, sugerencias y proponer un esquema» cerrado en un encuentro en Ferrara.

El apartado visual da coherencia y envoltorio a toda la obra, con la proyección de las estampas de Goya, su especial tratamiento y «actualización» por medio de combinaciones cinéticas y visuales.

La obra aspira a pasar por Cádiz, «que tendrá espacio para este tipo de propuestas en su próxima conmemoración del bicentenario del 12».