Contraportada

Recorrido en calzones

Una exposición en Madrid recoge la historia de la ropa interior masculina, desde el Oeste americano hasta los viajes espaciales

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Hasta hace bien poco, el macho hispánico se guiaba en materia de ropa interior por los cánones que dictaban Pajares y Esteso, es decir, un buen ocean amarillento y con la goma algo cedida que no dejara lugar a dudas sobre la hombría, no fuera a quedar uno como un bragazas. Pero los aires aperturistas de la Transición acabaron con la dictadura del calzoncillo y llegaron palabras como slips, boxers, gayumbos... ¿y hasta tangas! Parte de la historia de esta prenda, que tiene su origen en el Egipto de los faraones, queda recogida en la exposición inaugurada ayer en el Círculo de Bellas Artes de Madrid.

Poco cómodo parece el calzón de 1890 que puede contemplarse en la muestra (abierta hasta el domingo): un pantalón interior de lana que hubo que reforzar con unos tirantes porque por aquel entonces la disponibilidad de las tallas no era la de ahora. Pertenece a la colección privada de Volker Goerhardt, diseñador de la marca de ropa interior Jockey que se atribuye el invento del slip ahora hace 75 años, aniversario que celebra con esta iniciativa. Esta compañía nació en EE UU en 1876 fundada por un reverendo de nombre S.T. Cooper en principio para fabricar calcetines para los leñadores norteamericanos. Por aquel entonces los hombres usaban un traje de cuerpo entero llamado Union Suits que Jockey innovó en 1909 al añadirle una entrada frontal con botones que facilitaba bastante las cosas. En 1934 diseñaron el modelo corto, el famoso slip, y un año más tarde la famosa apertura en forma de Y que dio la vuelta al mundo.

La firma ha encandilado a hombres de toda condición y a artistas como Andy Warhol, que llegó a adornar uno con el símbolo del dólar en la parte frontal -puede verse en la exposición-. También a instituciones como la NASA, que en 1963 le encargó unos calzoncillos especiales para los astronautas del Apollo.

Piezas insólitas

El modisto español Carlos Díez Díez, admirador también de la histórica marca, se ha sumado a esta iniciativa con algunas de las piezas que ha ido recopilando por todo el planeta. Entre ellas, un calzoncillo chino azul celeste con una cremallera un tanto peligrosa en salva sea la parte y una curiosa leyenda que dice: «Haz ejercicio, crece más, antirrobo».

Mientras Goerhardt aporta la parte histórica, Díez se ocupa de la internacional, con un ejemplar traído desde India, un pañal hindú con ilustraciones en color adquirido en 1995 en un mercadillo y un tanga de trabajo comprado en Tokio que se anuda por detrás con lazada: se empezó a usar en los 40 y aún subsiste en las zonas rurales japonesas.