Todo estuvo bien medido en la cena de gala. / AFP
Sociedad

Un banquete de lujo

El banquete celebrado tras la ceremonia de entrega de los Nobel es un acontecimiento preparado con una enorme meticulosidad, desde la elección del menú a las flores que adornan las mesas pasando por la música que suena o incluso la hora a la que debe acabar.

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Una cena de gala en la que todo estaba programado al minuto y que comienzó una hora después de la entrega de los Nobel cuando el maestro de ceremonias anunció, a las siete en punto, la llegada de los reyes de Suecia y de los invitados de honor, al son de la música de un órgano y de las fanfarrias de dos trompetas.

Todos disfrutaron de un banquete que se empieza a preparar desde que acaba el del año anterior, y cuyo secreto mejor guardado es el menú, que no se revela hasta que todos los invitados están sentados. Este año ha estado compuesto de lenguado con mariscos suecos, hinojo y eneldo; filete de ternera acompañado de verduras de temporada y terrina de patatas y, de postre, peras Bella Hélène. Todo ello regado con vino blanco austríaco y tinto y champagne franceses.

Las mesas estaban vestidas con 470 metros de tela de lino y con la vajilla diseñada en 1991 para el 90 aniversario de los Nobel , con 7.000 piezas de porcelana, 5.000 vasos y 10.000 cubiertos de plata.

Lujos de los que disfrutan 1.300 personas -previo pago de 180 euros-, aunque para poder asistir primero tuvieron que recibir una invitación de la Fundación Nobel .

Como entretenimiento, pequeñas interpretaciones musicales a cargo de la compañía Orion, intercaladas a lo largo del banquete y, después del café, los 170 estudiantes invitados se reunieron en las escaleras de entrada al salón para una foto general. A las 22. 30 se dio por finalizada la fiesta.