Movere abre los brazos a los jóvenes isleños

El entusiasmo se palpa en sus palabras cuando hablan de Movere. Tuvieron una idea, la desarrollaron, y ahora es una realidad. La Casa de la Juventud de San Fernando es la nueva sede de un grupo de jóvenes que están dispuestos a resolver las inquietudes de su colectivo. Diego, Eva, Ángel y Araceli tienen en común su entusiasmo por la sociedad y las ganas de ayudar.

Se basaron en un estudio de la Universidad de Cádiz para captar las necesidades de los jóvenes y observaron que había información pero no el modo de llegar hasta ella. Disponían de programas y actividades diseñados para ellos por las administraciones públicas, pero sin tenerlos en cuenta. Así formaron una asociación para implicar a los jóvenes en un proyecto común, teniendo como premisa principal la intención de que «expresen sus necesidades, lo que les interesa» y diseñaron tres líneas de trabajo: la orientación laboral, el asociacionismo y la vivienda.

«Lo que está funcionando mejor es el programa de inserción laboral; ahora estamos trabajando en sesiones individuales con un itinerario personalizado, cuando tengamos un grupo de gente con una demanda común comenzaremos a hacer talleres grupales», explica Diego Mota.

Pero lo más novedoso de esta asociación es su carácter abierto, ya que aseguran que «nuestro objetivo principal es la acción social participativa, este es nuestro lema, y también lo que significa nuestro nombre, Movere; queremos que haya dinamismo, movimiento, que se expresen, escuchar a los jóvenes, utilizar su experiencia y adaptarnos a sus necesidades».

Otro de sus proyectos es crear una Guía de Recursos con las demandas que reciban, para ser utilizada como herramienta «además ésta podría servir para conectarnos con otras asociaciones de la zona y crear un espacio conjunto entre todos».

El intercambio de información es fundamental para Eva Leal, quien asegura que lo que quien es «crear sinergia, un cruce de personas, intercambiar información, y hacer algo en común y beneficioso para todos». Ahora les queda por delante un amplio trabajo para darse a conocer y atraer a los jóvenes. El campo de actuación lo sitúan entre los 16 y 35 años «pero es sólo una referencia; no vamos a decir a nadie que no». En la Casa de la Juventud tienen ya un pequeño despacho y un aula, un espacio en el que los profesionales del área social interaccionan y ponen en marcha de acciones, programas y recursos «más allá de las actividad que diariamente desarrollamos».

El fin de Movere es «sensibilizar, fomentar la participación, facilitar el acceso a los recursos existentes y promover otros nuevos, desarrollar investigaciones de interés social para programas de prevención y llevar a cabo programas de formación y actuación». Son jóvenes, pero ante todo, son profesionales y entusiastas.

sanfernando@lavozdigital.es