Buen Pastor, atemorizado por las lluvias y la nueva paralización del colector

La paciencia de los vecinos de Buen Pastor y Constitución se ha agotado y anuncian la ruptura de «las buenas relaciones con el Ayuntamiento» sin descartar la posibilidad de iniciar «medidas de presión». La gota que ha colmado el vaso ha sido la nueva paralización de las obras que se están acometiendo en la zona para la mejora del alcantarillado con la construcción de un colector de pluviales en el lugar.

Una actuación catalogada de urgencia y que acumula varios meses de retrasos y ahora dos paralizaciones que tal y como describe el presidente de Casas Blancas, Manuel López, «no lo podemos creer porque se trata de una mejora que soluciona nuestros problemas y la inquietud de mirar continuamente al cielo cada vez que caen cuatro gotas. Como vuelva a ocurrir algo parecido a la situación de las pasadas inundaciones nadie va a poder retener a los vecinos».

La falta de financiación de la empresa Ecasur 10 se apunta como principal motivo de la nueva paralización. Según Manuel López «los trabajadores vinieron a mi casa para decirme que no han cobrado sus nóminas, cosa que no entiendo porque si hay un presupuesto de más de un millón de euros cómo puede ser que no haya para pagar a los trabajadores».

Los vecinos de Buen Pastor aseguran que no van a ser tan «tolerantes» como la última vez y exigen una solución inmediata a un problema que afecta a centenares de familia porque «si no las hay tomaremos medidas y serias». Unas reivindicaciones a las que se han unido los vecinos de Constitución que llevan varias semanas con su avenida levantada y sin posibilidad de aparcar.

Denuncian el mal estado que presenta la plazoleta Quintín Dobarganes y los peligros que representan para pequeños y mayores el abandono de los trabajos en tales condiciones. De hecho «ya se ha presentado una denuncia en la Policía Local porque una de las vallas cayó encima de un niño y le abrió la cabeza», afirma el presidente de la asociación de vecinos de Nueva Isla Constitución, Miguel Mata, que siente la «desesperación de ver que esto no acaba y los vecinos estamos cansados de tener que rodear toda la avenida para poder cruzar simplemente la calle».

Una zona que también mira de reojo el cielo cada vez que se nubla ya que «los garajes se inundaron y se perdieron más de 30 coches en la última tormenta y ahora a ver si lo pagan las aseguradoras. Estamos hablando de unas obras que son necesarias y mira los problemas que tiene. Seguro que en la actuación de la calle Real no hay tales conflictos».