ANDALUCÍA

Mi 'querido' enemigo

Si la historia se repite con cierta cadencia, la política, directamente, se calca. En Andalucía, las denuncias y querellas con tintes políticos -que casi siempre quedaron en papel mojado- han sido una constante. Es cierto que ha habido etapas de mayor virulencia, como la que se vivió entre 1994 y 1996, con la denominada pinza que formaron Javier Arenas y Luis Carlos Rejón, coordinador regional de IU-CA, contra Manuel Chaves.

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Curiosamente, si el PP mantiene hoy una brecha abierta contra las reformas en el palacio de San Telmo, en 1994 llevó a cabo una estrategia similar con la Casa Sundheim, un señorial chalé de tres plantas de estilo Tudor, con diez dormitorios y diez cuartos de baño, en la avenida de la Palmera de Sevilla, que iba a ser residencia del presidente de la Junta. Chaves, ante la polémica, renunció a ella.

En esa época, los choques de trenes eran continuos. Los maquinistas eran casi siempre los mismos: Gaspar Zarrías -que comparó la actitud del PP con la de HB-, Javier Arenas y Luis Carlos Rejón, aunque la crispación se vivió intensamente en todas los estamentos políticos andaluces. Socialistas y populares siempre se ha sentido bien el papel de querido enemigo del otro, sin embargo, el PSOE se ha mostrado más reacio a acudir a los tribunales ante descalificaciones del PP. El intento más serio se produjo a principio de la década de los 90, cuando el entonces dirigente popular, Manuel Atencia, acusó a Chaves de tener manchadas las manos en la corrupción del caso Intelhorce.