DESPEDIDA. Periodistas abordan a Stevens en Washington. / AFP
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El 'tío Ted' resbala en el hielo

El senador republicano Ted Stevens acerca a los demócratas a la mayoría en el Senado al perder su escaño por Alaska

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Alaska se ha convertido en un agujero negro para los republicanos. Un agujero que comenzó a horadar la gobernadora Sarah Palin al ver frustrada su carrera hacia la vicepresidencia por la derrota de John McCain, y que ahora el veterano y controvertido senador Ted Stevens se ha encargado de profundizar aún más al quedarse sin su escaño en beneficio del demócrata Mark Begich. No es todo. Ese asiento perdido en la Cámara alta acerca al partido de Barack Obama a una mayoría blindada -está a dos de los sesenta necesarios para conseguir algo que no alcanza desde hace treinta años-, a falta aún de adjudicar Minesota y Georgia, debido a lo reñido de los resultados.

A sus 85 años, Stevens tuvo que tragarse ayer el sapo de reconocer la victoria de su rival. Él, un veterano de la II Guerra Mundial y considerado un padre de la patria, con gran predicamento e influencia. Pero eso es historia pasada. Porque el vencido decano de los senadores republicanos carga sobre sus espaldas otra menos edificante. El 27 de octubre fue hallado culpable de mentir ante la cámara que decía representar con tanto orgullo y de no informar de reformas realizadas en su hogar.

Aunque muchos se preguntarán: ¿es delito arreglar la propia casa aunque se ostente un cargo público? Pues no, siempre que las obras no estén subvencionadas por la industria petrolera y otros dadivosos donantes que le 'regalaron' más de 250.000 dólares (198.041 euros) para que la vivienda quedara digna de un catálogo de decoración. Por ese 'pequeño' resbalón, Stevens se enfrenta ahora hasta a cinco años de prisión por cada cargo.

Sólo por 3.700 votos

El 'tío Ted', como es conocido el acabado legislador, tal vez vio nublado su juicio por la popularidad de que gozaba y que él creyó le hacía invulnerable. Con todo, apenas ha perdido el escaño por 3.700 votos y eso que sus comparecencias ante el tribunal no le permitieron hacer campaña.

Ayer, Stevens, con gesto abatido, dio las gracias «a los miles de ciudadanos de Alaska que me han permitido servirles durante cuarenta años. Ha sido un honor para mí trabajar duro para hacer del estado un lugar mejor», apuntó.

Begich, su vencedor y alcalde de Anchorage, se limitó indicar que comprendía que para muchos electores había sido muy difícil votar contra Stevens por los miles de millones de dólares de fondos federales que había logrado para Alaska. «Ha hecho historia y deja muchos recuerdos en la memoria de las personas», declaró el nuevo senador demócrata, que ha acabado con 25 años de hegemonía republicana.