Cultura

Fernando Guillén Cuervo: «Participar en un Bond es como jugar en la NBA»

«No me he visto en otra. Participar en un Bond es como jugar en la NBA», asegura Fernando Guillén Cuervo, el tercer actor español que participa en una misión de 007, Quantum of Solace. Con un perfecto dominio del inglés, el intérprete, guionista y director catalán califica de «cabriola» el que le eligieran para dar vida a un corrupto y siniestro militar boliviano. «Ha sido más que un trabajo porque, actor o no, todos hemos crecido con los distintos Bond. En mi caso se ha cumplido un sueño de adolescente», confiesa el hijo de Fernando Guillén y Gemma Cuervo.

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Guillén Cuervo sólo tiene palabras de agradecimiento para los responsables de Quantum of Solace. «El giro que dieron en la anterior -Casino Royale- fue muy oportuno porque la fórmula se estaba agotando. El espectador quiere más realismo y que las películas profundicen más en los problemas políticos y sociales de nuestro mundo. Además, Craig hace muy bien de duro sin perder el glamour. Ha hecho un Bond cercano, muy del pueblo», manifiesta.

Más popular que nunca por su participación en Sin tetas no hay paraíso, serie en la que, casualidades de la vida, coincide con los otros dos rostros nacionales que han formado parte del reparto de las historias protagonizadas por Bond -Simón Andreu y Manolo Caro-, nuestro intérprete siente especial debilidad por el director de la cinta, Marc Forster. «Mi empatía con él es total. Es un hombre muy sensible y culto que ha customizado el mundo de James Bond, al que ha transmitido hondura, espiritualidad y esa parte de dolor que tienen todos sus filmes. También se ha vuelto a la acción pura porque aunque hay efectos digitales, no se abusa de ellos», expone.

Un diente de oro

Nombre habitual en los repartos de José Luis Garci, Guillén Cuervo conoce muy bien a los villanos y secuaces de las anteriores aventuras de James Bond. Para crear su malo tuvo muy presente la novela de Vargas Llosa, La fiesta del chivo, y al nieto de Pinochet. «Pensé que estaría bien darle un toquecito de cómic al personaje, por lo que le propuse al director ponerme un diente de oro. Y la picaresca funcionó porque así te fijas más y ves a este militar como un tipo muy diabólico, con mal aliento», recuerda Guillén Cuervo, que entre sus malvados favoritos cita a Scaramanga y el enano Nick Nack, los enemigos de Bond en El hombre de la pistola de oro.