A LA DERIVA. Durante la travesía se rompieron dos motores. En la imagen, cayuco con 229 personas.
TELEVISIÓN Y RADIO

TVE se embarca en un cayuco

La Primera emite esta noche el documental 'Destinos clandestinos' grabado en alta mar por el periodista galo Dominique Mollard

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Una historia de estafas, de traiciones, pero también de amistad es la que vivió el periodista francés Dominique Mollard al trazar y vivir la peligrosa travesía que hoy contará TVE 1 en el reportaje Destinos clandestinos a partir de las 23.50 horas. Mollard se embarcó en la costa de Mauritaria en un cayuco para contar desde dentro, conviviendo con 39 inmigrantes, la dureza de quienes se juegan la vida buscando un futuro mejor. Toda una peripecia que preparó a lo largo de dos años y que la cadena pública emite en exclusiva. El reportero, que se confiesa con alma de hippy, no se considera un aventurero, defiende el reporterismo a fondo en un momento en que, como advierte, «se ha desvirtuado porque, salvo excepciones, los medios audiovisuales buscan el efecto instantáneo, la inmediatez y no el análisis».

Cambios de última hora

Dominique Mollard pertenece a esa raza de reporteros que olfatean las historias, se apasionan con ellas y se vuelcan en el oficio. Ex corresponsal de Associated Press, conoce bien España, donde trabajó, y después se convirtió en un freelance con productora propia para seguir por libre su pasión por contar historias. Miembro de la generación de mayo del 68, de la que guarda su espíritu, es hijo de militar francés, vivió durante 18 años en Marruecos, conoce África y quiso volver para contar, entre otras, la historia que hoy se muestra en Televisión Española. El reportaje bucea en el entresijo de la noticia que es moneda corriente en los telediarios: el goteo pertinaz de cayucos que llegan a las costas de Canarias y que muchas veces dejan cadáveres en el camino.

Mollard fue bien pertrechado. Aunque a primera vista el viaje suena a una temeridad, el reportero dice que «no tanto, estaba más pensado de lo que pueda parecer». La travesía estaba orientada por satélite, llevaba teléfono con GPS para orientar la navegación. Todo estaba calculado, los kilómetros y la gasolina que se necesitaba, así como las tres cámaras que utilizó en previsión de que alguna se estropeara. «Pero había unos parámetros inciertos, desconocidos, como el parte del mar y el número de gente». Porque iban a embarcarse 28 personas, pero finalmente fueron 39, entre ellos, una mujer con un bebé. Durante la navegación se produjo una rotura de dos motores y la embarcación quedó a la deriva en medio del mar. Después de una serie de peripecias que el espectador podrá ver en el reportaje, se iban acercando a su destino a la isla de El Hierro.

«El viaje y su preparación puede resumirse en una historia de estafas, traiciones, amistades y solidaridad», dice el reportero afincado en Estados Unidos. En la pequeña nave tenía un amigo dispuesto a ayudarle ante cualquier exaltación de los tripulantes. El reportaje era para Dominique Mollard una «asignatura pendiente» que tenía ganas de llevar a cabo con la intención de relatar desde dentro la inmigración, «un fenómeno universal que existe desde el principio de la historia de la humanidad, no es una cuestión moderna».

Reporterismo de análisis

Mollard tiene fe en que el reporterismo de análisis vuelva a emerger en la televisión, «más dada a la inmediatez y a la risa», aunque cree que los reportajes a fondo no se han ido de la prensa escrita. Las empresas audiovisuales no parecen estar dispuestas a dedicar una inversión suficiente para este género universal. A la pregunta de si es caro el documental contesta que «no es más caro, es que se quiere hacer más barato».

Este veterano profesional cree que Estados Unidos es quien ha marcado la actual tendencia de aligerar la información. Además, opina que en Norteamérica hay mucho egocentrismo y que éste se traslada al periodismo. «Pero se están poniendo las pilas, dándose cuenta de que estamos en un mundo cada vez más globalizado en el que no están sólo ellos», dice. Mollard tiene la esperanza de que la etapa que abre el presidente electo, Barack Obama, traerá mejores rumbos en todos los aspectos, también en el informativo. «Obama tiene un desafío importante, pero no camina sobre el agua. Hay mucha tarea por hacer, aunque estamos llegando a la esquina de la calle para cambiar el rumbo. Y eso se notará en el periodismo».