Estado en el que se encuentra la azotea del inmueble. / FRANCIS JIMÉNEZ
Infravivienda

Los últimos de Soledad, 6

Ángeles González reside sóla, con sus cuatro hijos, en una finca del Mentidero que está llena de humedades y grietas. Los vecinos se fueron "hace cinco años cuando uno de los techos se cayó".

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Acceder a la finca número, 6 de la calle Soledad, en el barrio del Mentidero, es como estar en una casa fantasma. El tiempo parece haberse detenido en las vacías viviendas, llenas de telarañas y humedades, que aún conservan las cortinas y algunos enseres, como un triciclo en el patio, que recuerdan la comunidad de vecinos que por allí pasó.

Ángeles González Cáceres, la única residente, junto con sus cuatro hijos (tres mujeres y un varón), del segundo derecha, confiesa que aún no se acostumbra a tanta soledad. «Muchas veces tengo ganas de encontrarme con alguien por la escalera para darle los buenos días», dice en tono irónico. Y agrega: «Esta casa siempre ha estado llena de vida y alegría, pues todos los vecinos teníamos niños pequeños y nos llevábamos muy bien».

Sin embargo, la situación cambió hace algo más de un lustro, cuando al vecino del segundo izquierda se le cayó uno de los techos. «Entonces todos empezaron a irse de la finca por miedo», matiza mientras muestra las diferentes goteras que tiene en el techo. «Cuando llueve tenemos que poner cubos porque esto es como estar en la calle. Además, los suelos y las paredes están todas rajadas», lamenta.

Los aparatos electrónicos se estropean debido a la humedad, según Susana Domínguez González, una de las hijas de Ángeles. «Hemos tenido que tirar varios equipos de música», lamenta.

La finca, que está totalmente abandonada, está en fase de expropiación por parte del Ayuntamiento, puesto que «el propietario nunca ha hecho mejoras», denuncia Susana.

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