ESPECTACULAR. La Virgen, por Peones. / ESTEBAN
Jerez

De la nube a las letanías de la Cruz Vieja

La ermita de San Telmo abrió sus puertas a María Santísima del Valle Coronada tras seis horas triunfales cargadas de detalles

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La espectacular salida desde la Catedral, enmedio de esa nube tan sugerente pese a su artificialidad, no fue sino el punto de partida de un recorrido lleno de detalles. Como el de la Coral del Carmen cantando el Himno de la Coronación. Pero al llegar a la Cruz Vieja, enmedio de colgaduras con las letanías del Rosario o ante el altar que presidía una enorme foto del Cristo, la euforia alcanzó caracteres de eclosión. Unas seis horas de gloria mariana fue lo que el callejero jerezano, desde la Catedral, encauzó ayer hacia San Telmo. Los mil detalles desplegados a lo largo del itinerario de vuelta a su capilla hicieron del recorrido un valle sin lágrimas. El júbilo se apoderó de las aceras, repletas de público a lo largo de todo el camino, y también de las filas que antecedían la espléndida estampa de María Santísima del Valle.

El Reducto, Cruces y el Arroyo se ocuparon de dibujar la primera estampa de un cortejo que, abierto por la Banda de Cornetas y Tambores de Nuestra Señora del Rosario de Arriate, contó, tras primeros tramos de hermanos con cera, con las correspondientes representaciones de hermandades de gloria y de penitencia de Jerez, otras del resto de la Diócesis y las cofradías de fuera que se animaron a volver.

Así, una semana después de aquella tarde aciaga con la Virgen recién coronada y la procesión sin salir por la lluvia, regresaron a Jerez buena parte de aquellas representaciones de Sevilla, La Palma del Condado, Sanlúcar de Barrameda, El Puerto de Santa María, Rota o la extremeña Valencia de las Torres.

Pero los mayores brillos estaban, tras los cuarenta hermanos de entre los cien más antiguos que completaban los últimos tramos, sobre el paso. La Virgen lucía muchos de los regalos que, en cifra superior al medio centenar, ha recibido con motivo de esta Coronación Canónica. Eso sí, sólo mostraba algunos de los de carácter religioso como el anagrama mariano de la Exaltación o el rosario de perlas de los Padres Dominicos.

Medalla de Oro de Jerez

Acaso la única excepción profana fuera la Medalla de Oro que recibiera el Cristo de la Expiración el día 6 de noviembre de 1994. Hacía dos días que se cumplieron los catorce años desde aquella estampa que brindara el recordado monseñor Bellido colocando este reconocimiento en la vela del Cristo y ayer lucía en el pecho de la Virgen del Valle. La cesión a la Madre constituyó uno de esos detalles cargados de simbolismo que se pretendían para la ocasión.

El resto fue ese encanto cofradiero con el que procesionó por Carpintería Baja cuando los sones de la Banda de Palomares acompañaban a la Virgen como tantos Viernes Santos, la oficialidad evidenciada al llegar al Ayuntamiento, el festivo acento bajo las petaladas del Consistorio o Puerta de Sevilla, la emotiva despedida de las representaciones en la plaza del Arenal y la llegada a un barrio que perdió el sentío al verla bajo el arco especial instalado a la entrada en la Cruz Vieja.

Sobre las alfombras que la llevaron hasta la esquina de Galván y hasta llegar a la ermita procesionó en medio de una muchedumbre memorable.