POLÉMICA. Pernía salta de forma limpia con Gerrard. / AFP
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Un penalti inexistente al final evita que el Atlético se gradúe en Anfield

Los rojiblancos rozaron un triunfo histórico del que les privó el árbitro

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Un ridículo penalti señalado por el sueco Hansson, a instancias de su asistente, por un presunto derribo de Pernía a Gerrard dio vida a un mal Liverpool y evitó a última hora un histórico triunfo del Atlético en Anfield que le hubiera dado el billete a octavos. Así es la vida de los rojiblancos, que quizá paguen todavía las viejas guerras de Jesús Gil contra la UEFA, o las actuales batallas entre el club y el organismo rector del fútbol europeo a cuenta del cierre del Calderón por los incidentes ante el Marsella.

Fue culpa del árbitro, que vio pena máxima en uno de los mil saltos en la disputa de un balón, pero el caso es que al final el Atlético recibió castigo a su conservadurismo durante la segunda mitad, cuando renunció por completo al balón y se dejó dominar de cabo a rabo por un Liverpool que sufre al ataque y echa de menos a Torres. La potencia, la versatilidad y los desmarques del Niño son un lujo que los reds no encuentran con el abnegado Keane.

Una sensación de tristeza se apoderó de Anfield cuando se conocieron las alineaciones. El esperado duelo entre Torres y Agüero, que no se pudo ver en el Calderón, tampoco se daría en la cuna del fútbol. El fuenlabreño prefirió quedarse al final en el palco, junto a su novia, que arriesgarse a una eventual recaída de la lesión muscular que se produjo con España en Bruselas. Y Aguirre, en una decisión muy controvertida, dejó al 'Kun' en el banquillo.

El controvertido 'vasco'

Acertado o no, el vasco demostró tener personalidad. Lo fácil, lo que todo el mundo quería, era sacar a la estrella. Ni por lo más remoto los atléticos deseaban que en el partido soñado, en la gran fiesta de los casi 3.000 hinchas desplazados a la ciudad de los Beatles, el emergente ariete argentino calentara asiento. El estado físico no era esta vez excusa. Lo que quería el técnico mexicano era reforzar el centro del campo. Sobre el papel, los de Benítez eran muy superiores en la zona ancha. Como Benítez no se caracteriza tampoco por ser un técnico ofensivo, el partido comenzó con los dos equipos mirando más hacia atrás que adelante.

Marcó Maxi y se abrió el duelo. En la reanudación, los madrileños cometieron el craso error de atrincherarse y dejar hacer al Liverpool. Al final salió el Kun en lugar de Forlan. Llegaba el descuento, el penalti hilarante, el empate más triste. El Atlético depende de sí mismo para acabar líder pero no se graduó en Anfield.