Cultura

«Hablar de una voz nueva es un elemento externo que ayuda pero nada más»

Representantes de importantes editoriales españolas coinciden en señalar que «no publicamos a jóvenes por el hecho de ser jóvenes»

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«Creo que la juventud no es un valor para lo literario. La edad no tiene importancia en cuanto a la calidad literaria», argumentó el editor de RBA, Malcom Otero, en el transcurso de la mesa redonda dedicada al mundo editorial que se desarrolló en torno a los escritores jóvenes, a la vocación y a los criterios, también económicos, que llevan a una empresa editorial a decidirse por un autor o por otro. «Hablar de una voz nueva es un elemento externo que ayuda pero nada más», continuó Otero.

Manuel Borrás, de Pre-Textos, coincidió en esta premisa y explicó que «recibimos 150 manuscritos mensuales que se leen y se contestan todos. Creo que los jóvenes tienen bastantes posibilidades de publicar». Por su parte, el escritor y redactor del suplemento Babelia, Javier Rodríguez Marcos, opinó que «nadie puede defender la edad como un valor estético» y aseguró que «nunca lo han tenido tan fácil los jóvenes para publicar como ahora, con la amplitud de mercado que existe». Para Rodríguez, «con respecto a los jóvenes siempre hay ciertas expectativas que muchas veces tienen más que ver con lo sociólogo que con lo literario».

La cuarta integrante de la mesa, Ángeles Aguilera, responsable de comunicación y márketing del Grupo Santillana, destacó que «la mayoría de los libros que se publican vienen avalados o a través de un agente». Una de las excepciones fue para Santillana la escritora Mercedes Castro -que participó en este mismo congreso la tarde del jueves- puesto que «nos llegó a través de Internet, nos gustó y apostamos por ella».

«Quieren vender»

Aguilera mostró el aspecto más material -y quizás más evidente- de una editorial: «Como toda empresa, una editorial quiere ganar dinero, lo que pretende es vender». Así, detalló que «tenemos unas vacas sagradas que tienen un fijo seguro de venta. Luego está el autor marca, al que todo el mundo conoce y, por último, están los descubrimientos y apuestas. No publicamos a los jóvenes por el simple hecho de ser jóvenes».

Sus declaraciones incrementaron la intensidad del debate y despertaron opiniones contrapuestas. Fue el caso de Malcom Otero que argumentó que «los departamentos de márketing tienden a vulgarizar. Están haciendo un flaco favor a los editores, que cada vez tienen que defender más sus libros». Para Borrás, «no es lo mismo que necesitemos ganar dinero a que queramos ganar dinero». El editor de Pre-Textos aseguró que «un editor tiene que ser muy permeable con lo que ocurre en la realidad y no perder la conciencia de proximidad».