FAMILIA. Rosario Barrera, con la denuncia interpuesta en el Juzgado número 1 de El Puerto. / J. F.
Jerez

«No nos notificaron su muerte hasta cuatro días después»

Una jerezana denuncia que el cuerpo de su hermano permaneció en una cámara frigorífica del Hospital de Puerto Real sin que la dirección de Puerto III les avisase

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Rosario Barrera aún no da crédito a lo sucedido: su hermano Francisco falleció el pasado 23 de octubre pero ni ella ni nadie de la familia se enteraron hasta el día 27, según asegura, después de que el cuerpo hubiese permanecido esos cuatro días en una cámara frigorífica del Hospital de Puerto Real. Afirma que ni tan siquiera les habían informado de que había sido ingresado allí desde Puerto III, donde cumplía una condena de nueve meses. Por ello ha presentado una denuncia en el Juzgado de Instrucción número 1 de El Puerto de Santa María contra el centro penitenciario.

Francisco Barrera entró en prisión este pasado verano por un delito de robo cometido hace ya varios años «y en el que él no tuvo nada que ver». Su hermana cuenta que ya estaba enfermo cuando comenzó a cumplir esta condena. Padecía una fuerte cirrosis que había derivado ya en varios ingresos hospitalarios anteriores. El último fue «el 20 ó 21 de octubre». La jerezana no es capaz de confirmar la fecha exacta «porque nadie de la prisión nos avisó de que le habían llevado a Puerto Real».

La muerte

Falleció el día 23 «sin ninguna compañía». El centro hospitalario habría notificado la muerte ese mismo día a la dirección de Puerto III para que ésta informase a sus familiares. Según consta en la denuncia, el Hospital de Puerto Real volvió a ponerse en contacto con los responsables de la cárcel portuense el 27 de octubre porque «el cuerpo llevaba allí, en una cámara frigorífica, cuatro días y nadie se había personado para recogerlo todavía». Insistieron de nuevo en que se avisasen a la familia de la víctima. Y esta vez sí lo habrían hecho.

Pero habían pasado alrededor de 100 horas desde su muerte. Rosario y el resto de familiares no se enteraron de ese retraso hasta que llegaron al centro hospitalario. Relata que la indignación fue creciendo a medida que fueron preguntando y obteniendo respuestas. «¿Cómo es posible que puedan hacer algo así? No cabe en cabeza humana»», se lamentaba ayer. Cuenta que el mismo lunes 27 de octubre recogieron el cuerpo y que el día siguiente le dieron sepultura.

Agresión

Sin embargo, aún no se habían acabado las sospresas desagradables para Rosario y su familia. Recibieron otra durante el mismo entierro. Relata que al mismo asistieron también otros dos hermanos, Juana y José Luis, que igualmente cumplen condena en Puerto III y a los que se les concedió un permiso especial por tal motivo. Pero no estuvo un tercero que también se encuentra en el mismo centro penitenciario. Se trata de Manuel Barrera, que, según Rosario, «tiene reconocida una minusvalía psíquica». Continúa explicando que se enteraron en el propio sepelio de que «cuando le dieron la noticia del fallecimiento de Francisco a este último, se puso algo nervioso y, como no se estaba quieto, recibió una paliza de un educador de otro módulo que estaba sustituyendo al que le correspondía, y después fue ingresado en régimen de aislamiento». Añade que posteriormente se dirigieron a la prisión para visitar a Manuel y comprobar personalmente cómo se encontraba y lo que había pasado con él, pero los responsables de la misma «no le permitieron la salida».

Rosario afirma que, además de la denuncia, han formulado una petición formal al juzgado portuense para que «a la mayor brevedad posible, ordene la asistencia de un médico para que podamos conocer el alcance de las lesiones».