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Obama deja la campaña por su abuela

El demócrata aplaza su lucha por Florida, un estado que se presenta decisivo, para visitar a la enferma

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Faltan catorce días para las elecciones del 4 de noviembre. Cada minuto cuenta. Los analistas recomiendan a Barack Obama que se olvide de pájaros volando como Indiana o Carolina del Norte y se concentre en Florida y Ohio, que es lo que necesita para ganar la Casa Blanca. El demócrata ha reagrupado esta semana sus baterías en el estado donde Al Gore perdiese las elecciones de 2000 por sólo 537 votos, pero mañana tendrá que abandonar la campaña en un momento crítico para atravesar el continente y seis cambios horarios hasta Hawai, donde agoniza su abuela materna, Madelyn Dunham. Un vuelo de trece horas en cada sentido que le dejará exhausto en el momento en que más necesita sus fuerzas, pero sobre todo le hará desaparecer de la escena informativa durante al menos 48 horas, dejando así una preciosa ventana para su rival John McCain, que va cinco puntos por debajo en las encuestas y sólo tiene 47 millones para gastarse en octubre, en comparación a los 134 de Obama.

«Su abuela es la mujer que lo crió desde que nació hasta que fue a la Universidad. Siempre ha sido la persona más importante de su vida», señaló su portavoz Robert Gibbs. «La decisión de suspender la campaña en un momento tan importante pone de manifiesto lo seria que es su situación».

Oportunida de oro

Será una oportunidad de oro para el republicano, al que todo se le ha vuelto pulgas en esta recta final. Mientras Obama abre nuevos frentes en estados antes impensables, McCain pasa los días defendiendo bastiones republicanos como Virginia o Missouri, cuya caída puede suponer el principio del fin para la hegemonía conservadora. Mañana aprovechará la ausencia de Obama para recuperar el protagonismo en Sarasota (Florida), donde espera amasar votos de la cantera militar.

Ahora que las televisiones están entregadas a seguir la campaña en la recta final, McCain dispondrá de dos días de atención absoluta. Y hubieran sido tres si Obama no hiciera una parada técnica en Indiana, camino de Hawai, precisamente para dar un mítin con el que romper el monopolio del veterano de Vietnam. En la cuneta quedarán Iowa y Wisconsin, que ha tenido que posponer, pero algunos analistas creen que este gesto de cariño hacia la abuela generará simpatías entre las colonias de jubilados de Florida, hogar de Las Chicas de Oro y meca de los pensionistas estadounidenses, que agradecen el sol cálido y los bajos impuestos.

Florida es también el premio gordo. Con sus veintisiete delegados al Colegio Electoral, que en última instancia vota al presidente, ganar este estado cuenta más que todo el centro de EE UU y supone el 10% de lo que se necesita para alzarse presidente. Hay otros territorios incluso mayores en número de delegados, pero ninguno está en disputa: California y Nueva York serán inevitablemente demócratas, mientras que los republicanos no perderán Texas.

Apoyo de Hillary

La presencia de Hillary Clinton el lunes por la noche sobre el mismo escenario que Obama, por primera vez desde que ambos sellaran la reconciliación de las primarias en un pueblo de New Hampshire llamado Unity, daba fe de cuánto vale Florida. «Sé que algunos de vosotros trabajasteis muy duro por mí», entonó la ex primera dama en Orlando ante 50.000 personas. «Estoy aquí para pediros que hagáis los mismo por Barack Obama y Joe Biden. No le hagáis caso a las encuestas. Necesitamos que votéis, y votéis temprano».

No se refería a madrugar el 4 de noviembre, sino a ponerse en cola ya. Algunos colegios electorales de Florida abrieron el lunes para quienes no quieran esperar hasta el último momento, pero se encontraron con un cartel como éste que figuraba en Fort Lauderdale: «Aproximadamente tres horas y quince minutos de espera a partir de aquí». Era señal de unas elecciones históricas donde se espera batir récords de participación y un anticipo del caos que se verá el día de autos.

Al más puro estilo de Florida, hubo fallos técnicos, papeletas mal impresas e instrucciones confusas. Antes de abrir a las 8.30 horas, el diario Miami Herald contó noventa personas esperando a la puerta de un colegio electoral de Fort Lauderdale. Algunos se llevaron la silla plegable, las sombrillas de playa y hasta la bolsa nevera, pero sobre todo, mucha resignación.