Canadá opta por la continuidad para afrontar la crisis económica

Decidió el bolsillo. Una vez más. El primer diagnóstico de las urnas sobre el sentir de los canadienses en plena crisis financiera global vuelve a colocar a Stephen Harper al frente del segundo país más extenso del mundo después de Rusia. El líder del Partido Conservador ha sabido hacer valer su imagen de buen gestor económico a pesar de que sus cálculos electorales se quedaron cortos.

Harper, que había gobernado el país norteamericano durante los últimos dos años y medio, hace cinco semanas volvió a convocar a sus compatriotas para las terceras elecciones parlamentarias del último cuatrienio. Le invitó a ello un ascenso en su nivel de popularidad que auguraba una mayoría parlamentaria más estable. Pero no fue así. La crisis financiera mundial también se cobró sus votos y alejó a Harper de la ansiada mayoría absoluta que le permitiría aprobar los presupuestos y sacar adelante su programa legislativo sin depender de otras formaciones.

El primer ministro pidió a los electores que le dieran otro mandato para «proteger la economía e impulsar al país hacia el futuro tras capear la crisis». Lo ha conseguido, pero con limitaciones. Su Partido Conservador obtuvo 143 de los 155 escaños necesarios para controlar la Cámara. Incrementó en 16 sus asientos, aunque, de nuevo, por segundo mandato consecutivo, estará atado a pactos. La oposición seguirá liderada por el Partido Liberal a pesar del batacazo electoral sufrido. Su dirigente, Stèphane Dion, pasa de 90 a 76 representantes y ve frustrado su regreso al Gobierno que lideraron durante tres legislaturas.

Impuesto ecológico

Su exigencia de un impuesto ecológico para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero ha sido muy mal recibido por los alrededor de 23,4 millones de canadienses llamados a votar.

A quien sí le ha ido bien la cita electoral es al Bloque Quebequés, que obtiene medio centenar de escaños en Ottawa. El partido independentista de Gilles Duceppe asegura que ha impedido con ese resultado la mayoría absoluta conservadora de Stephen Harper.

El primer ministro no lo vio así. «Los canadienses han votado y han dado su veredicto. Han trazado el camino que deberá seguir el país para proteger nuestra economía». El economista nacido hace 49 años en Toronto cree que la fortaleza del sistema bancario del país de la hoja de arce y su propuesta de modestas intervenciones tributarias pueden evitar un contagio de la crisis financiera del vecino estadounidense. Canadá ha sido la primera potencia del G-8 que ha votado en crisis y ha optado por la continuidad.