Un jerezano decide iniciar una huelga de hambre por «discriminación» laboral

La manida crisis está claro que no afecta a todos los ciudadanos en la misma medida, y en el caso de Jesús Estévez se podría incluso afirmar que la llamada desaceleración se ha cebado con él y su familia. Aunque en esta ocasión parecen subsistir además otras razones de fondo, este jerezano ha decidido iniciar una huelga de hambre el próximo lunes ante la empresa pública de la limpieza Urbaser, porque asegura sentirse «discriminado» ante la falta de trabajo y lamenta no saber qué hacer para dar de comer a su esposa e hijo, ambos con una discapacidad.

Como explicó ayer a LA VOZ, Jesús se ha llevado de forma intermitente nueve años empleado en la citada empresa, y de repente siente que le han cerrado las puertas sin saber muy bien la razón. «Yo estuve entrando y saliendo de Urbaser nueve años, me llamaban para acontecimientos como Semana Santa, la Feria, el Mundial de Motos, en verano... y con eso tiraba para adelante. Pero ahora, en lo que llevamos de año sólo he trabajado un mes y medio, me están discriminando y yo nunca he faltado a mi trabajo. Han dado faena a todo el mundo, menos a mí».

Según el afectado, con lo poco que lleva trabajado este año y los 300 euros que recibe su hijo en concepto de discapacidad es imposible que puedan salir adelante. Ya el pasado año esta persona recuerda que se puso en huelga ante el Ayuntamiento durante 22 días en demanda de un trabajo estable, algo que tuvo que suspender porque operaron a su vástago. Ésta, según apunta, podría ser una de las razones por las que apenas le han vuelto a llamar desde Urbaser, por lo que ha tenido que afrontar nada menos que tres desahucios.

Además, el trabajador afirma haberse dirigido a diversas instancias, empezando por la alcaldesa de la ciudad, Pilar Sánchez, sin que nadie le haya dado explicaciones y, mucho menos, soluciones al respecto. «El lunes por la mañana temprano me presentaré en Urbaser y me quedaré allí de forma indefinida. Mientras no me den trabajo allí estaré, si hace falta hasta que me muera. Hay mucho enchufismo, meten a mucha gente nueva y así nunca entraremos nosotros. La alcaldesa está dando trabajo a gente que yo conozco, y yo cómo voy a cuidar de mi hijo sin trabajar».

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