Lunes al sol

ué raro. Un partido de fútbol un lunes es muy raro. Tan raro como que el día que quitan el cuadro de la Virgen de la Palma, se produce una inundación, la segunda, pues la primera fue cuando la sacaron. Qué quieren que les diga, hasta los incrédulos como yo, nos quedamos un poco mosqueados. Bueno a lo que vamos, ir un lunes al Carranza, no pega. Cada día de la semana en Cádiz tiene su cosa, los martes a Santa Marta, los viernes al Cristo, los sábados a la plaza, los domingos al Cádiz. Pero los lunes son de piojito. ¿Quién no ha ido un lunes al piojito? Todo el mundo. Pero al fútbol ¿¿Nadie!! Aunque si pensamos un poco nos damos cuenta que el que venía era el Ceuta. Y uno dice, vienen a montar un chiringuito, para vendernos toda clase de chucherías. Venían a mangar, y se han llevado cinco. Que teniendo en cuenta la crisis que hay no es mal número. Aquí llevamos ocho jornadas buscando un enemigo digno. Según se decía, todos los que se habían enfrentado al Cádiz eran unos entremeses, que había que ver a este equipo cuando llegaran los platos fuertes. Pues bien, si el Ceuta era como una prueba, si el Ceuta era la barra de medida, ahora deberíamos de ser serios y decir la verdad de lo que hemos visto, el Cádiz le dio un repaso en toda regla. Por lo menos el lunes, el Cádiz parecía de otra categoría. Ellos mismos se dieron cuenta y cuando el público, que es muy sabio, lo aseveró con sus olés, se pusieron violentos. Que es como la prueba del algodón, es la prueba de la impotencia. Cuando el Cádiz cruza el centro del campo, todos sabemos que va a pasar algo. No es fanatismo, ni triunfalismo, se ve, se nota. Supongo que el entrenador enemigo tendrá una lectura diferente, pero miente. Sigamos buscando enemigos de nuestro nivel, porque eso es bueno. Aunque dudo mucho que lo encontremos. De momento, todos los lunes de los cadistas son al sol. No hay nube que los tape.