MILENIO

deslices

La audiencia ciudadana suele estar muy atenta ante posibles deslices verbales de sus representantes políticos. Atenta y, además, más crítica que irónica. Y en cuanto a indulgente todo depende de la cuerda política del deslizado. Tenemos el caso de Mariano Rajoy, el de «mañana tengo el coñazo del desfile» que deslizó a un oído de su devoto Javier Arenas en una convocatoria popular. Pues llegó el ilustre registrador de la propiedad a la tribuna de autoridades del desfile de las Fuerzas Armadas del pasado domingo, y el personaje cosechó aplausos nutridos y ni una sola muestra de rechazo, aunque, eso sí, la sonrisita que le dedicó el Rey chorreaba ironía. Si llega a ser el doctor Gaspar Llamazares, o el vituperado José Luis Rodríguez Zapatero, la distinguida concurrencia le monta la mundial.

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Varios días antes, al número dos del Gobierno Andaluz, Zarrías Arévalo, se le fue el santo a espacios difusos mientras platicaba por el móvil en el momento de votar en un pleno de las Cinco Llagas, votación que perdió la mayoría socialista, y lo único que se le ocurrió al diligente consejero fue: «el miembro no me respondió».

Zarrías es de Jaén, tiene carácter, capacidad de sacrificio y en su momento fue un descubrimiento interesado del ex presidente Rodríguez de la Borbolla. No es nada florentino, pues, pero a paciencia le gana a toda una tribu de apaches en la Reserva tribal. Con Escuredo nunca llegó a conectar por completo, a Guerra siempre le mostró un respeto reverencial, y en la actualidad es el único cargo socialista que tiene espacio fijo en la mesa camilla de Chaves.

Aunque volviendo al comienzo, hay que reconocer que Zarrías tiene un talante de anclajes fiables cuando anuncia el fallo de su miembro, así, en un espacio semántico indefinido.

Y curiosamente ninguna señora de la política activa ha dejado oír su voz para rechazar lo que podría ser considerada como una frase sexista, lo cual era previsible, cuando menos, desde las bancadas populares del Parlamento andaluz.

No hay dudas, pues, que nuestros representantes políticos van ganando con sumo cuidado en tolerancia y comprensión con respecto a los distintos adversarios, lo que no es poco, aún perviviendo el crack económico que estamos viviendo.