HOMENAJE. Chacón saluda a la viuda e hijo de Luis Conde. / EFE
ESPAÑA

El mal tiempo desluce el desfile de las Fuerzas Armadas

La viuda y el hijo de la última víctima de ETA y los familiares de los asesinados en Capbreton hicieron la ofrenda a los caídos

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El mal tiempo deslució el desfile de las Fuerzas Armadas, el acto central del Día de la Fiesta Nacional. La jornada desapacible provocó una asistencia de público mucho menor que en otras ocasiones al Paseo de la Castellana de Madrid, por donde ayer desfilaron más de 4.600 hombres y mujeres de los tres ejércitos y 250 vehículos de todo tipo. El momento más emotivo lo protagonizaron los familiares de las víctimas de la banda terrorista ETA durante la ofrenda a los caídos.

Debido a las condiciones meteorológicas adversas, el tradicional desfile se quedó sin las vistosas exhibiciones aéreas. De las 73 aeronaves que tenían que haber surcado el cielo, sólo salieron los siete nuevos reactores de la Patrulla Águila para dibujar los colores de la bandera.

El presidente del Gobierno llegó a la Plaza de Colón minutos antes de comenzara el acto a las 10.30 horas. Cuando la megafonía anunció la aparición de José Luis Rodríguez Zapatero una parte del público le recibió con gritos y abucheos, como ya ocurrió en años anteriores.

Apenas instantes después llegaron los Reyes, los Príncipes de Asturias, los Duques de Palma y la Duquesa de Lugo, quien por primera vez asistió al desfile sin la compañía de Jaime de Marichalar. En las tribunas de honor también estuvo la titular de Defensa, Carme Chacón, en la primera ocasión que asistía como máxima responsable de los ejércitos; el resto de los ministros (a excepción los titulares de Economía e Industria, Pedro Solbes y Miguel Sebastián); representantes del PP y del PSOE y de las principales autoridades del Estado, entre ellos los presidentes del Congreso y del Senado, José Bono y Javier Rojo.

Menos nutrida fue la representación de las comunidades. Sólo cinco presidentes autonómicos acudieron al desfile, los de Madrid, Extremadura, Castilla y León, Castilla-La Mancha y Cantabria. La nota de color la puso la jefa del Ejecutivo madrileño, Esperanza Aguirre, que llegó ataviada con un vistoso chubasquero de los servicios de emergencias de la comunidad.

Don Juan Carlos abrió el acto recibiendo los honores militares. Luego pasó revista a las tropas y se procedió al izado de la bandera. Fue ese, quizás, el momento donde se dejó sentir más la ausencia de la fuerza aérea. Desde hace años, la enseña nacional llega desde el aire, de manos de los efectivos de la brigada paracaidista, que se lanzan a la Plaza de Colón desde un helicóptero. Así las cosas, la bandera la portaron cuatro oficiales.

Familias de víctimas

Antes del comienzo de la parada militar tuvo lugar el homenaje a los que dieron su vida por España. Fue el momento más emotivo, ya que se rindió tributo a los 16 militares y guardias civiles muertos en acto de servicio en los últimos doce meses. Participaron 20 familiares de los militares fallecidos, entre ellos la viuda y el hijo del brigada Luis Conde, asesinado por ETA en Santoña el pasado 22 de septiembre, allegados de los guardias civiles Fernando Trapero y Raúl Centeno, muertos a tiros por los terroristas en diciembre en Capbreton (Francia), y padres, hermanos y cónyuges de los soldados fallecidos en diversos accidentes en Bosnia, Kosovo y Líbano. El Rey, acompañado de Zapatero, Bono y Rojo y dos oficiales del ejército, depositaron una corona de laurel a los pies de la bandera mientras sonaba la marcha fúnebre.

El desfile se abrió con las unidades motorizadas terrestres. Tras la Guardia Real, ya a pie, marcharon las unidades más destacadas de los tres ejércitos y del instituto armado. En esta edición participaron militares de los 13 países de la OTAN, entre ellos Estados Unidos.