RECUERDO. Velas encendidas por los muertos. / P. R.
CAMPO DE GIBRALTAR

Plegarias por la esperanza en el Estrecho

Más de un millar de personas acudió anoche a la Vigilia de Oración organizada por la Diócesis de Cádiz y Ceuta en la playa de Los Lances en memoria de los inmigrantes

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La arena de la playa de Los Lances de Tarifa congregó anoche los mejores deseos de solidaridad y esperanza de más de un millar de personas, que fueron las que acudieron a la Vigilia de Oración organizada por el Secretariado de Migraciones de la Diócesis de Cádiz y Ceuta desde diversos puntos de toda la provincia.

Jóvenes, inmigrantes, sacerdotes, niños, todos de forma particular, fueron los verdaderos protagonistas de un evento que estuvo presidido por el obispo de Cádiz, Antonio Ceballos y que, con respeto, silencio y velas, volvió a poner de manifiesto que la sociedad gaditana no vive de espaldas a la tragedia ni el dolor de los que sufren.

Durante más de hora y cuarto se sucedieron los cantos en diversos idiomas, los rezos y las palabras de consuelo para quien no lo suele encontrar con facilidad. La vigilia de Oración consistía precisamente en eso, en dar un aliento de esperanza y vida a los miles de personas que a diario «se juegan su vida emigrando desde África, América Latina o Europa».

Los protagonistas fueron ellos por encima de todas las cosas. De hecho, los testimonios de Víctor, un joven de 20 años llegado desde Colombia y que vino a España buscando a su madre pero dejando atrás una vida, un pasado y un futuro; o de Diana, una joven de tan sólo 17 años y boliviana de nacimiento que desde hace unos meses reside en la provincia, dejaron patente que en pleno siglo XXI los movimientos migratorios son otro tipo de esclavitud.

Entre velas encendidas que ni el incipiente levante de la noche de ayer lograba apagar, y con el fuego de la hoguera brillando como única luz en la oscuridad, la arena de la playa de Los Lances se fue llenando de emoción a medida que transcurría el acto.

El recuerdo más especial de la noche fue para aquellos que han perdido la vida en el último año en aguas del Estrecho. En los altavoces sonaba la canción Papeles Mojados de Chambao, pero nadie bailaba, nadie se movía, nadie pestañeaba.

No eran minutos de fiesta, todo lo contrario. Comenzaba el recuerdo emocionado para «los clandestinos, como se les llama habitualmente, pero que al fin y al cabo son personas que sufren, que viven en la desesperanza y con miedo al futuro», decía la voz de la megafonía.

Casi al final del acto, las más de mil velas encendidas se fundieron con el recuerdo y la emoción. Más cánticos, «con la Biblia y el Corán le vamos a rezar al mismo dios, todos somos buscadores del mismo dios», aseguraba aquella la voz entre los cánticos del coro de la comunidad de San Mateo de Tarifa y el preludio de la oración africana con la plegaria y el Fatihat.

La Vigilia de Oración 2008 de Tarifa fue anoche un rotundo éxito, aunque nadie quiere hablar de una palabra como ésta, prohibida cuando lo que se trata es de resaltar una injusticia y dar un nuevo aliento a quienes sufren.

Niños pequeños mirando fijamente la luz de las velas, monjas con hábitos de distintas comunidades o jóvenes con sentido de la responsabilidad guardaron anoche en Tarifa silencio al unísono. Pensaron anoche en la arena de Los Lances una misma cosa, todos ellos sintieron al encenderse las 12 antorchas que representaban a las 12 tribus simbólicas, un mismo sentimiento de humanidad.

Rachid, Aicha, Joseph, Abdula, Jhon, Juliette, Fatima, Brigitte, Omar, Osato, Jhon y Mohamed fueron los nombres que se leyeron en voz alta y que todos los presentes repitieron. Pretendían simbolizar la memoria de todos los desaparecidos en algún lugar del mundo y en algún momento concreto mientras buscaban un lugar mejor para vivir o huyendo de no se sabe qué circunstancias.

La plegaria final, un padrenuestro impresionante a cargo del obispo de Cádiz que ofició como celebrante de la vigilia, y un sepulcral silencio roto tan sólo por el silbar del viento de levante en la costa gaditana, puso el broche de oro a una celebración silenciosa, casi íntima, en que estuvieron presentes diversos colectivos llegados de todos los puntos de la provincia de Cádiz.

Antes, el recuerdo a la invitación realizada por el Papa Benedicto XVI de «reflexionar sobre la vida de los jóvenes emigrantes» también estuvo presente. Como también lo estuvo la imagen, proyectada en una pantalla gigante en medio de la arena de la playa, de los jóvenes que se juegan la vida en el mar por alcanzar su sueño de prosperidad, y que en muchas ocasiones pierden lo único que tienen, su vida.

Como repetían al unísono las más de mil almas concentradas anoche en Los Lances para recordar a quienes sufren, «caminad, mientras tenéis luz, antes que os envuelvan las tinieblas, caminad...». Seguro que los jóvenes migrantes a quienes estuvo dedicada anoche esta Vigilia de Oración, allá donde estén, lo oyeron.

ciudadanos@lavozdigital.es