documentación 08/marzo/2000

Dos cazas F-18 crean una gran alarma al superar la velocidad del sonido

El estruendo que ocasionaron hizo que las centralitas de la policía se colapsaran de llamadas

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Eran en torno a las 09.50 horas cuando un ruído ensordecedor y seco que en algunas zonas llegó a hacer temblar los cristales alteró la vida de muchos malagueños que en ese preciso momento se encontraban bien en sus trabajos, en plena calle o en sus casas. «¿Qué ha sido eso?» fué la pregunta que de forma instintiva corrió de boca en boca en sectores de la ciudad tan alejados como el propio centro histórico, Pedregalejo o El Palo.

En todos los casos, el estruendo parecía provenir de algún punto más o menos cercano al lugar de donde era escuchado, por lo que más de un ciudadano trató de averiguar por sí mismo si esa «horrorosa estampida» provenía del entorno más próximo. Las indagaciones realizadas a la vuelta de la esquina resultaron, sin embargo, valdías, por lo que muchos malagueños optaron por llamar a la policía, a centros oficiales o a los medios de comunicación para tratar de informarse acerca de lo que había ocurrido.

«Pensé que había sido un accidente en una obra próxima a mi casa, pero al comprobar que allí no había ocurrido nada me imaginé lo peor y creí que había estallado un coche-bomba», relató a este periódico una de las muchas personas que llamaron a esta redacción para conocer el origen de lo que parecía una fuerte explosión.

Las cinco líneas de las que dispone la Policía Local estuvieron colapsadas durante más de 15 minutos ante el aluvión de llamadas, que también colapsaron los teléfonos de las Comisarías, así como de la Subdelegación del Gobierno y de otros organismos oficiales para interesarse por lo que había ocurrido tras escuchar la fuerte detonación.

Un portavoz de la Subdelegación del Gobierno ofreció a mediodía una explicación oficial de lo sucedido. El ruido procedía de dos cazas F-18 de las Fuerzas Aéreas Españolas, que habían rebasado la velocidad del sonido cuando se encontraban a unas 20 millas al sur de Marbella y a 40.000 pies de altura, (unos 15 kilómetros, aproximadamente), altitud que está por encima de la mínima permitida para este tipo de maniobras, fijada en 36.000 pies.

Un portavoz del Cuartel General del Ejercito del Aire consultado por este periódico explicó que los cazas, procedentes de la Base Militar de Morón, en Sevilla, y controlados desde el Centro de Control Aéreo Militar Pegaso de Madrid, realizaban un ejercicio de «interceptación» cuando superaron la velocidad de 340 metros por segundo a la que viaja el sonido, velocidad «Match-One», y que equivale a 1.200 kilómetros/hora, aproximadamente. Ello produjo un efecto sonoro -«estampido sónico», en el argot de la aviación-, que, según dicho portavoz, «debido posiblemente a las condiciones atmosféricas, que eran muy favorables en esa zona cuando se realizaba el ejercicio, hizo que el sonido se propagara dando la sensación de que los aviones sobrevolaban la ciudad».

La misma fuente recalcó que el límite mínimo establecido para que los aviones puedan rebasar la barrera de sonido está situado en 36.000 pies, por lo que indicó que la maniobra realizada por los cazas «estaba dentro de lo permitido, ya que volaban a 40.000 pies».

Fuentes de Aviación Civil indicaron a este periódico que no es la primera vez que un hecho similar se produce en Málaga, aunque no por parte de un avión militar. «El único avión civil que supera la barrera del sonido es el Concorde, aunque esta maniobra nunca se realiza cuando el aparato sobrevuela poblaciones y sí únicamente cuando va por encima del mar», explicaron.

Y es que, según indicaron, el efecto sonoro producido por un avión al rebasar la velocidad del sonido «puede incluso provocar la rotura de cristales, dependiendo de las condiciones en las que esta maniobra se realice».

Los F-18 que protagonizaron ayer este suceso son los cazabombarderos de precisión más modernos de las Fuerzas Aéreas Españolas. Estos aparatos superan los 2000 km/hora de velocidad y han participado en conflictos bélicos como el de Yugoslavia, encuadrados en la fuerza de la OTAN.