TERTULIA. Imagen de clientes en la barra de la Cafetería Rial, un establecimiento que ha sido reformado recientemente. / VÍCTOR LÓPEZ
CÁDIZ

De carretera industrial a gran avenida

Los adoquines han dado paso al alquitrán en Segunda Aguada, una vía donde siempre hubo camiones

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Renovarse o morir. Esa es la consigna de los comercios más antiguos de la avenida Segunda Aguada para superar la crisis económica actual, como el Ultramarinos Las Nieves, la Cafetería Rial y la tienda de moda Anabel.

Diego González Coca lleva más de 30 años regentando el almacén Las Nieves. Un tiempo en el que ha luchado «contra viento y marea». La modernidad le trajo las grandes superficies -un Día y un Supersol a pocos metros de su negocio- lo que le obligó a aumentar la calidad de sus productos. «Yo soy un profesional del mostrador y para poder salir adelante me he tenido que especializar. Lo importante es que me gusta mi trabajo, en esto hay que tener simpatía y don de gentes. Ese trato personal que ofrezco a mis clientes es importante para que hayan seguido viniendo, yo les aconsejo recetas para que hagan un buen cocido y les vendo los mejores garbanzos que puedan encontrar», explica orgulloso mientras despacha y corta algo de jamón.

Detrás del mostrador

Diego recuerda cómo con sólo nueve años dejó su tierra natal para venir a Cádiz. «En principio lo hice por necesidad, porque éramos una familia numerosa de seis hermanos. Me gusta tanto esto que en Chiclana, cuando salía del colegio, ya me ponía detrás del mostrador en la Casa Miguel», detalla.

María Piedad Peña también llegó junto a su marido hace tres décadas para instalarse en la zona como comerciante, concretamente en los números 6 y 8 de Segunda Aguada. En principio, ambos abrieron allí el establecimiento de decoración Fejus, especializado en papel pintado, suelo plástico, pinturas y sanitarios. Pero las tendencias y los cambios de moda en el hogar pronto provocaron un cambio en el negocio allá por los ochenta, según cuenta ella. «Los negocios de decoración dejaron de ser rentables y entonces abrimos la cafetería Rial», un negocio que hace unos meses fue renovado íntegramente, adaptándose a los minusválidos. «Los comerciantes de Segunda Aguada apostamos por la zona, debido a ello hemos reformado los negocios para estar a tono con los nuevos tiempos», dice al tiempo que su pareja, Enrique Álvarez, confirma que «las nuevas obras de reordenación del área de Urbanismo han mejorado notablemente la avenida». Enrique recuerda que cuando iniciaron su aventura comercial en la zona «la avenida tenía adoquines y aún existían las vías por donde pasó el tren. El ruido del tráfico de camiones era horroroso. Con el acondicionamiento de la vía los decibelios han disminuido considerablemente, ganándose en calidad de vida».

Y es que las mejoras en el alcantarillado y la pavimentación han puesto la guinda a una completa remodelación de la avenida Segunda Aguada que se inició con el acondicionamiento de las aceras el día 7 de enero de 2007.

Atrás quedan las movilizaciones de los vecinos y comerciantes para reivindicar aceras más anchas o más aparcamientos de vehículos en una zona en la que los camiones se veían como una auténtica amenaza para el peatón. Prueba de ello es que en el pasado se produjeron varios atropellos de motoristas y viandantes, algunos de ellos mortales.

Más seguridad

El área de Tráfico también ha garantizado mayor seguridad de los ciudadanos al instalar señalización vertical y horizontal que limita la velocidad de los vehículos por la avenida (40 km/h) y desviando el tráfico de camiones de menos de 20 toneladas por la avenida Juan Carlos I.

El presidente de la nueva asociación de vecinos Avenida Segunda Aguada, José Pichardo, también reconoce que «aunque siguen transitando los camiones por la avenida, con las medidas adoptadas y las obras se nota cierta mejoría».

Una opinión que es compartida desde el sector comercial. «La renovación de los colectores es una de las mejores noticias que podía tener el barrio, pues cada dos por tres tenía que estar llamando a Aguas de Cádiz para que desatascasen el alcantarillado», aclara Dolores Fuentes, la propietaria de taller de grabados Crisol, otro de los comercios con solera de la vía.

Las 30 palmeras plantadas en recientemente en Segunda Aguada, una vía que no contaba con ningún tipo de árbol, también han sido fundamentales para la transformación de la avenida.

Matar el gusanillo

Pero para cambio radical el que ha llevado a cabo Fernando Sánchez Morera en su establecimiento de modas Anabel. Este emprendedor tiene cinco tiendas en la zona de Extramuros. «Hace 20 años puse la primera. No hay cosa mejor que ser agradable. Me gusta la decoración y mi establecimiento es fruto de mis inquietudes, aquí mato el gusanillo», afirma. La filosofía de ese empresario es clara: «Al mal tiempo, buena cara. Ahora la gente tiene menos dinero, pero de los tres euros que deambulen por la calle quiero cazar dos, ese es el motivo por el que he reformado la tienda. Es una forma de llamar la atención del público que pasa para que entre en el local», dice.

Para los escolares

Frutos Secos Gema, Hogar 2000 y Joyería Gorbe son otros de los comercios con solera de la zona. El primero, regentado por Antonio Macías, es un lugar que literalmente invaden los escolares a la salida de clase para «comprar golosinas, caramelos y chocolates».

Otra conocida de la zona es María Carmen Gordillo que desde hace 16 años vende joyas.

Debido a los grandes edificios que existen en la avenida Segunda Aguada ésta es una de las zonas más pobladas de la ciudad. Por ello, algunos vecinos y comerciantes solicitan la vuelta de la línea de autobús por la vía, especialmente ahora que la calle es más ancha. Dicen que eso daría más vida a la avenida.

jmvillasante@lavozdigital.es