Sociedad

Sardá sube el tono y Laguna, el glamour

La tercera jornada de la pasarela madrileña presentó un desfile muy variopinto que fue desde los vestidos de alfombra roja de plumas y lentejuelas, a los bañadores de infarto y los trajes sastre

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La suntuosidad y el glamour de Hannibal Laguna extendieron la alfombra roja en Cibeles , que vivió una variopinta tercera jornada con muchos diseñadores de estilos diversos, sombras y luces.

Laguna, de origen venezolano, se ha convertido en el creador imprescindible de las artistas del famoseo español, con unos vestidos de noche lujosos y llenos de fantasía. Sweet Delirium titula su colección para el verano de 2009, un desfile que abarrotó el salón madrileño para poner el broche de oro del miércoles.

Paz Vega llevó un diseño de Laguna al Festival de Cannes, y Arancha Sánchez Vicario lo eligió para el vestido de su reciente segunda boda. Laguna parece cautivar a aquellas que habitan en el papel couché. En su nueva colección abandona el color cereza, fuerte de otro tiempo, para centrarse en los tonos pastel o empolvados: azul, rosa, piedra La mayoría son vestidos de noche cortos, aunque muy sofisticados y de complicados cortes, con formas globo, grandes lazadas, superposiciones de tejidos Raso, organza, tafeta, garzas plisadas o espigadas dan forma a una espectacular colección en la que caben unos llamativos vestidos beiges a capas, con abundancia de toques de cristales swarovski o lentejuelas tan propias de su estilo festivo.

Comienzo sin riesgo

La mañana empezó muy plana, con un Javier Llarrainzar de escasa fuerza. Presentó blusas y vestidos vaporosos, suaves en sus formas y colorido, que se alternaron con vestidos mini de cóctel rematados en mangas y bajo por tiras de pedrería. En la noche insiste en vestidos mini cubiertos de lentejuelas y pedrería, para terminar con otros largos, de estampados florales y mucho movimiento.

La jornada se animó a mediodía con la vistosidad del catalán Andrés Sardá, el veterano experto en lencería y baño que ha sabido evolucionar de la mano de su hija. En las colecciones de Sardá bañadores y bikinis se funden con la fiesta, de manera que pueden servir de base para la noche como tops o bodys, arropados por envolventes túnicas, faldas, blusas ligeras o semitransparentes en sedas, organzas o tules. Destacó un estampado de mariposas, elaborados por Etro, para bañadores y bikinis; otras piezas más lujosas van acompañadas por cristal swarovski o semipuntillas para bañadores, tops o bikinis, mientras que algunas más sencillas se rematan con un aro con perla Capas de largas plumas y tocados con hojas plateadas adornan a las modelos que convierte en ninfas mágicas. Los colores de Sardá van del blanco, al rojo fuego pasando por azules y tonos más matizados.

Vuelven los cuadros

José Miró presentó su colección Flâneur -término acuñado por Baudelaire- en la que también utiliza tejidos orgánicos como el algodón, la rafia en bruto y seda en una colección cómoda, de amplias formas (tan amplias en el largo que alguna modelo tropezó). Remató con vaporosas túnicas de seda para la noche. Kina Fernández presentó una colección de gran mezcla estilos y texturas, aunque dice inspirarse en la Riviera francesa. El recorrido de colores va del blanco, al azulón, beige, verde, pasando por cuadros de Madras (en punto) y rojos. Hay rayas marineras y vestidos de talle bajo estilo años veinte en esta dispar apuesta. Para la noche, largos vestidos cortados al bies, en seda, que insinúan la cadera para y caen en los tobillos. Lydia Delgado dice traer aires de habaneros a su colección, con vestidos de algodón, abullonados a partir de la cintura, y una ropa interior de antigua de corsetería que transforma en mini short.

La diseñadora catalana reinventa el traje marinero para dar una forma más chic, con plisados que recorren el cuerpo. Su punto especial, la noche, donde una suave organza se sofistica con piedras antiguas que dibujan pájaros.