Editorial

Pacificar discrepancias

Las tensiones en el seno de la CEOE, saldadas de momento con la dimisión forzada de su hasta ayer vicepresidente y secretario general, Juan Jiménez de Aguilar, ponen de manifiesto no sólo la existencia de diferentes visiones sobre la interlocución de la Patronal con el Gobierno en un momento de crisis económica, sino también la necesidad de modernización de una asociación patronal con dificultades para integrar todas las aspiraciones empresariales y todas las singularidades de una realidad asociativa diversa. Las inercias organizativas surgidas en el largo mandato de José María Cuevas hacían preciso un recambio acompasado con las nuevas exigencias de nuestra economía. Sin embargo, no es menos cierto que la actual interlocución de la CEOE con el Gobierno aparece influida por una excesiva dependencia que le resta capacidad crítica en la elaboración de propuestas y alternativas que tengan verdadera influencia en la política económica. A ello hay que añadir los límites de una organización patronal que ni ha sabido transformar en los últimos tiempos su estructura interna en atención a los cambios sectoriales o a las sensibilidades territoriales en ella representadas, y que tampoco ha logrado encontrar fórmulas eficientes de cooperación con otras instituciones de índole empresarial como las cámaras de comercio.

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La importancia del asociacionismo empresarial para el desarrollo económico de un país precisa de organizaciones patronales fuertes y unidas. Sin ellas sería imposible la interlocución entre los agentes sociales y económicos, la defensa de la economía de mercado y de la libre empresa, y la respuesta más idónea a coyunturas recesivas como la actual. De ahí que los indicios de crisis en la CEOE constituyan un riesgo indeseado que resulta negativo tanto para la divulgación y la promoción de la función empresarial, como para una economía en la que los empresarios son elemento imprescindible del progreso. Los responsables de la CEOE tienen ante si el reto urgente de pacificar las discrepancias surgidas en su seno, buscando al mismo tiempo una mayor independencia, su adecuación al nuevo escenario de las relaciones laborales y una organización interna que se armonice con una realidad empresarial poliédrica.