A vueltas con la goma de borrar

La zona de papelería es un auténtico hervidero. Los lápices van de un lado a otro y una niña le pide a sus padres un cartapacio con los personajes de Rebelde. Su mamá no hace caso, está pendiente del precio de los folios. «Un paquete de quinientos folios nos piden, ¿irá la niña a escribir El Quijote», se pregunta.

La cuesta de septiembre ya es una realidad. Las listas de material escolar es uno de los quebraderos de cabezas para muchas familias jerezanas. Al parecer nadie ha contado con la crisis. «Creo que es demasiado», comenta Lidia que con sus dos pequeños se ha acercado al centro comercial. «Y esto no ha hecho más que empezar. Aunque los libros son gratuitos, hay una cantidad de material y cuadernillos que hay que comprar, que al final te sale por un dinerito curioso el tema del comienzo del curso. Lo que hemos ganado por un lado se lo están ganando otros por otro», se queja.

Quizá no le falta razón. Habrá que hablar con algún responsable de la tienda, pero los empleados que están al quite para cualquier duda dicen que no están autorizados para hablar con periodistas. Reculamos y pensamos que quizá sea mejor seguir viendo qué tal se lo pasan tanto padres como alumnos.

Al fondo una señora anda buscando en un estante bolígrafos de tinta roja. Se queja del precio de algunos artículos. «Mira un bolígrafo vale un dineral; y si te fijas, este mismo modelo lo puedes encontrar de regalo con la publicidad de cualquier empresa», comenta.

Bolígrafos, lápices de colores y una innumerable tipología de cuadernos y carteras. Las gomas de borrar tanto gasto parecen pedir los padres que no dejan de mirar atónitos la lista del material de papelería.

La sección de papelería es un revuelo. Ha llegado el agosto para el gremio. Habría que comentar, en su día, como queda todo este recién estrenado material el día en el que el curso saque la bandera de cuadros.