Jerez

«Muchos se han quedado sin sitio para venir»

La emigración a Francia y Bélgica, para la recogida de la uva y la manzana, es algo que se produce en la comarca de la Sierra desde hace más de medio siglo y no es nuevo, fruto de la situación económica y el desempleo. No obstante, este año se ha invertido la tendencia de la última década, en la que faltaban trabajadores.

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Verónica Vaassen es una de las personas encargadas de facilitar el traslado a las personas que quieren emigrar a Europa y reconoce que esta temporada «hemos tenido muchísima más demanda, hasta el punto de que no hemos mandado a más gente porque los trabajos que nos quedaban no incluían la vivienda, algo que hace inviable irse a trabajar allí». Los sindicatos, el SAT en el caso de Alcalá, facilitan a los trabajadores el traslado, la estancia y la tramitación de posibles subsidios a la vuelta a España.

El aumento de la demanda de empleo lo confirma una de las familias que se encargan de llevar trabajadores a Francia: los hijos de Victoriano Ponce. El mismo comenzó a emigrar hace 42 años y actualmente son sus cuatro hijos los que siguen haciéndolo. Uno de ellos, Alonso, reconoce que «otros años nos ha costado traer a 40 personas y este año, que hemos traído 60, se han quedado mucha gente queriendo venir».

La campaña de la uva dura dos meses y medio, estableciéndose la vuelta para antes del día de Todos los Santos, el 2 de noviembre. Posteriormente, los emigrados retornan, generalmente, para tratar de hacer la campaña de la aceituna, ya sea por la zona de la Sierra o Jaén, que dura unos 50 días. Los trabajadores suelen continuar con las campañas de la fresa serrana y onubense, el espárrago alcalareño e incluso frutales como el melocotón de Perpignan.