MERCADOS. La Reserva Federal inyectó 70.000 millones de dólares para favorecer la fluidez" de préstamos. / EFE
Economia

Los cimientos del rascacielos

La quiebra de AIG tendría peores consecuencias que las vividas hasta ahora

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¿Se acuerda de ese seguro de vida que le obligaron a hacerse cuando pidió la hipoteca, por si se muere sin haberla pagado? ¿O el de accidente que se ha hecho por si se queda inválido y tiene que seguir pagándola? Si se estudia la letra pequeña es muy posible que AIG esté detrás.

Incluso si las iniciales de American International Group no figuran explíciticamente ni las de ninguna de las docenas de subsidiarias que tiene, hay una buena probabilidad de que esté reasegurando el riesgo de la compañía que le asegura a usted.

AIG es la mayor aseguradora de EE UU por capitalización del mercado, y la 18 compañía más grande del mundo en todos los sectores, según la revista Forbes, con 125.000 empleados. Es también una de las 30 que componen el índice bursátil Dow Jones y opera en más de 130 países, con servicios tan variados como el alquiler de aviones, el aseguramiento del envío de su paquete o la venta de productos financieros. De EE UU a Tokyo, barriendo toda Europa, un número imposible de grandes empresas se quedarían desnudas y vulnerables ante los riesgos contraídos si esta aseguradora fundada en 1919 se declarara hoy en bancarrota.

«Permitir que cayese AIG sería como quitarle los cimientos a un rascacielos», dijo escéptico al diario Financial Times Trevor Jones, director de consultores de Insurance Security Services.

El jefe ejecutivo de Bank of America, que el domingo rescató Merril Lynch por 50.000 millones de dólares, resumía las ramificaciones del nuevo problema para la cadena CNBC de la siguiente manera: «No conozco un sólo gran banco que no esté significativamente expuesto a AIG de alguna manera. Sería un problema mucho mayor que todos los que hemos estado viendo».

Pero con todo el terremoto financiero que podía suponer dejarlo caer, la Reserva Rederal de EE UU nunca ha salido al rescate de una aseguradora, sino que su labor se limita a supervisar a la banca.

En medio de la campaña electoral, y después de dejar hundirse a Lehman Brothers, la decisión sería como mínimo comprometida, impopular y polémica. Sus esfuerzos para lograr que sea la banca privada la que le preste el dinero para salvar el problema de liquidez al que se enfrenta se veía ahogado ayer por las cábalas que ya se hacían los que prefieren comprar sus despojos que garantizar el ingente riesgo que ha contraído a lo largo y ancho del globo.