EXIGENTE AL MÁXIMO. Javi Gracia no quiere que su equipo se relaje tras ganar los tres primeros partidos. / ROMÁN RÍOS
Cádiz C.F.

El azote hasta en los buenos momentos

Javi Gracia considera que en tiempos de euforia debe ser «el contrapunto» con sus críticas al equipo aunque avisa que será el primer defensor cuando se tuerzan las cosas

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Javi Gracia tiene muy claro que debe ser el primer azote de sus jugadores cuando las cosas van bien. Pero del mismo modo debe ser el primer bastón al que sujetarse cuando las cosas vengan mal dadas. No es que interprete un papel, también lo cree. «Cuando las cosas van bien es más fácil caer en la euforia y dejarse llevar por eso intento hacer de contrapunto», argumentó ayer durante los primeros minutos de la tertulia que Punto Radio celebra los martes en El Aljibe.

Fiel a su prudencia y saber estar, el entrenador cadista repasó la actualidad de su equipo desde un prisma moderado pero con optimismo obligado. Es por ello, que ahora que el equipo se encuentra en un momento balsámico, sabe que una de las parcelas que no puede descuidar es la psicológica. Ayer dio descanso, pero desde hoy mismo se centrará en «calmar los ánimos» de sus futbolistas y hacerles ver que «estos encuentros se han sacado adelante debido al enorme esfuerzo que han tenido que realizar», destacó el navarro.

No por ser un técnico afable, amable en las explicaciones, comprensivo con las quejas deja de ser exigente. Así lo atestiguan escenas que ya ha dejado algunas ma-ñanas en El Rosal. «Con mi equipo tengo que tener el mismo sentimiento que pueda tener un padre con su hijo y cuando toque exigir, seré el primero», avisa. Por eso mismo, debe actuar en la medida de lo que él crea que viene mejor para el clima del vestuario. En razón a ello, prefiere que «ahora que todo son halagos, ser el contrapunto pero para cuando lleguen las vacas flacas, que llegarán, seré el primero que vea las cosas positivas», dice convencido.

La palabra exigencia acompañará a Gracia durante toda su carrera profesional. Sin embargo, en sus entrenamientos no se percibe tensión alguna, Es más, justo lo contrario. En pocas fechas, ha conseguido que en El Rosal reine un gran ambiente a la vez que se trabaja pero en armonía. Pero sabe diferenciar. «El cariño al club y a la gente con la que trabajas no está reñido con la exigencia».

Chip cambiado

Del pasado se aprende y parece bien claro que a este vestuario no se le va a mimar en ningún sentido. Van nueve puntos de nueve posibles pero tanto desde el área técnica como desde la directiva no se han regalado los oídos de los jugadores. Todo lo contrario. Sin ir más lejos, en la rueda de prensa posterior al encuentro ante el Portuense, Javi Gracia criticó la falta de intensidad de su equipo. Al mismo tiempo, en la zona mixta del José del Cuvillo, el secretario técnico, Julio Peguero seguía exigiendo al equipo -ya lo hizo en Carranza una semana antes y tras la victoria por 2-0 ante el Granada 74- «mucho más» y desde el Consejo de Administración aparecía la voz crítica de Pepe Mata lamentando el juego desplegado durante la primera mitad. Lo dicho. Las celebraciones y los halagos se dejarán para cuando los de corto se cuelen en Carranza con premios sobre la mesa y con la afición esperando en Puerta Tierra.

El chip de la Segunda B ya ha sido insertado correctamente en todos los estamentos del club y como tal, el pensamiento generalizado es bien claro. La Liga en Segunda B es eterna y los triunfos de ahora no garantizan nada si en los play off de ascenso se pifia en una tarde.

Pero las palabras de Javi Gracia no están vacías de contenido, no responden a un guión predeterminado de antemano. Para nada. Cuando riñe a sus jugadores porque el Portuense les ganó en testiculina -que diría su colega Jose- lo dice porque lo piensa. Y lo denuncia para encontrar una reacción siete días después en el comportamiento de varios de sus futbolistas. En base a ello, se siente seguro de no equivocarse cuando afirma que su equipo «tiene mucho margen de mejora». Así, es normal su satisfacción cuando sin pisar a fondo ya se han embolsado nueve puntitos. «Estoy satisfecho porque todavía no hemos llegado al cien por cien de nuestras posibilidades», asegura.

acarbonell@lavozdigital.es