Patos de goma en la fuente de Neptuno. / EFE
Cultura

Un millón de noctámbulos llena las calles durante la Noche en Blanco de Madrid

Frío, viento y colas, muchas y largas colas. Estos fueron los tres ingredientes principales del ambiente que se respiró en la tercera edición de la Noche en blanco, la cita cultural por excelencia en Madrid. Más de un millón de noctámbulos se echaron a las calles para vivir un sábado diferente; en lugar de una cerveza, un café para entrar en calor y en vez de una discoteca, un museo.

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Las artes visuales, escénicas, la música y la cultura fueron los protagonistas de una madrugada muy especial que, iluminada por la luna llena, convirtió a la capital en un hervidero de gente ávida de entretenimiento a pesar de que los termómetros rondaban los 12º C.

Eran más de 170 actividades programadas con ofertas aptas para todos los públicos con un invitado especial. Pedro Almodóvar fue el homenajeado de la velada y quien inauguró la tercera edición desde el Matadero. El cineasta fue recibido por el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón quien tras disfrutar de los fuegos artificiales dio la bienvenida a la noche más culta del año.

El eje de Prado-Recoletos, la calle Alcalá, Gran Vía y la Plaza de España fueron los puntos en los que hubo mayor invasión de viandantes que caminaban bajo un influjo casi mágico de la luna llena y el sonido casi ensordecedor de unos besos que se proyectaron en la fachada del Palacio de Telecomunicaciones. Una de las actuaciones más esperadas de la noche , la del funambulista Jade Lindar-Martin, provocó el enfado de los expectantes asistentes al cancelarse la función a causa del viento. El artista tenía como objetivo volar, literalmente, por encima del Palacio de Bellas Artes. Tras anunciar que no lo haría, los presentes mostraron su decepción. «Esto es un fraude», decían algunos. No muy lejos, la puerta de Alcalá se iluminaba según pasaba la gente. A sus pies, una masa de gente aguardaba para atravesarla, algo que no se puede hacer habitualmente.

Los patos de goma fueron otros protagonistas en la noche más blanca del año. La fuente de Cibeles y Neptuno estuvieron acompañadas desde la tarde hasta la mañana siguiente. Patos gigantes flotaban en el agua dotando a dichos monumentos de encanto y fantasía.

Otra de las apuestas fuertes del cartel, la playa simulada en el templo de Debod. Whave phases, una recreación sonora del mar y una pantalla que desprendía calor, ambientaba a los asistentes en una playa, aunque la actividad se programó para las 4 de la madrugada, fue una de las más concurridas.

El broche final, pasadas las 5 de la madrugada, lo ponía el Dj alemán Jay Haze, que pinchó su música en el complejo Paraninfo de la Complutense, lugar que muchos jóvenes aprovecharon para hacer botellón.