Desfile de la colección de Agatha Ruiz de la Prada. /AP
'Cibeles Madrid Fashion Week'

La superheroína del reciclaje asalta la pasarela Agatha Ruiz de la Prada

Le ha precedido Ángel Schlesser, que ha trasladado los años 80 a la pasarela madrileña

MADRID Actualizado: Guardar
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La moda española se acerca a las grandes pasarelas del mundo gracias a la cuadragésimo octava edición de la Pasarela Cibeles, renovada bajo el epígrafe de 'Cibeles Madrid Fashion Week'. La intensa semana ha comenzado esta mañana marcada por las formas asimétricas, la evocación al patinaje sobre hielo de Duyos, y un viaje a Marruecos y a sus tejidos y colores por parte de Ailanto.

Por la tarde, el relevo lo ha tomado Lemoniez que ha presentado a una mujer de personalidad, seguido de los sensuales volantes de Victorio & Lucchino y de Amaya Arzuaga, que se ha mostrado en sus propuestas fiel a sus principios de renovación. Tras ella, Ángel Schlesser ha trasladado los años 80 a la pasarela y Agatha Ruiz de la Prada, la ha convertido en toda una aventura de cómic.

Siguiendo una estética propia del universo del cómic, la diseñadora continua fiel a sus principios y apuesta por el reciclaje. Esta temporada, además de elegir tejidos ecológicos para confeccionar sus prendas, anima a la mujer a reciclar su propio vestuario. Modelos asimétricos, drapeados, largas túnicas o prendas extremadamente cortas para vestir a la mujer de superheroína en este mundo de reciclaje coloreado en el que el vestuario, muy cómodo, nunca oprime ni encorseta.

La irracionalidad de Devota & Lomba y la inspiración de Duyo

La pasarela se ha inaugurado con los originales diseños de Devota & Lomba, que se ha reinventado. El diseñador deja atrás la última colección con los androides y sus nostalgias, y nos encontramos a un individuo aislado, lejano en una realidad deconstruida donde las formas comienzan a desproporcionarse acabando fuera del cuerpo. Se alargan las figuras con un efecto asimétrico, el color saturado marca, enmarca y acentúa dentro de una gama homogénea de grises y rosas. El desequilibrio encuentra lugar en lo irracional, donde se libera en busca de un nuevo estado estético.

El diseñador Duyos evoca en 'Desliz' el vestuario de las patinadoras de hielo, con el bañador como prenda base ajustado al cuerpo sobre el que se superponen distintas capas de tules, muselinas y gasas que le aportan movimiento.

Sobre una pasarela que imita una pista de patinaje, las modelos han mostrado todo tipo de bañadores, maillots y monos adornados con capas y combinados con pantalones que se deslizan por un amplio abanico de colores pastel y carne. El desfile ha finalizado con prendas teñidas de negro y plata y con un guiño al medio ambiente y a la necesidad de reciclar el cristal, que las modelos y él mismo han ido depositando en un contenedor de vidrio.

Los tintes africanos de Ailanto

Del patinaje a Marruecos, punto de partida de la colección de Ailanto. junto al mundo árabe, las pinturas de Matisse son su referente para vestir a una mujer viajera con prendas que nos retrotraen al exotismo del norte de África. Superposiciones de prendas y volúmenes contrastados definen el verano de Ailanto, con vestidos rectos por delante y voluminosos en la espalda con jaretas y pliegues, cubiertos con saharianas y túnicas drapeadas combinadas con pantalones bombacho o pitillo pero siempre recogidos en el tobillo al estilo harén, y faldas pantalón.

El otomán de lino, el encaje de algodón y la muselina de seda o la seda estampada con motivos Matisse y arabescos florales dominan la colección, así como los colores tierra.

La mujer 'caprichosa' de Lemoniez y la sensualidad del volante de Victorio & Lucchino

Por la tarde, el relevo lo ha tomado Lemoniez que ha presentado una mujer de personalidad, imperturbable a los caprichosos dictados de las tendencias de moda. Vestidos maxis de día en mousseline de seda para una noche cuajada de estrellas, han sido su principal apuesta junto a los gruesos bordados en algodón de flores primarias en abrigos de temporada y en mini vestidos.

Le han seguido Victorio & Lucchino, con una colección en la que el volante, se convierte en el gran protagonista para envolver el cuerpo femenino. Los vestidos emprenden auténticos juegos acariciadores sobre la silueta de la mujer, sin fijarse en exceso sobre ella, consiguiendo un efecto racial, sin perder la frescura, elegancia y sobre todo la feminidad que es una guía constante de los sevillanos.

El atrevimiento de Arzuaga y la revisión del esmoquin de Schlesser

A continuación, Amaya Arzuaga ha aprovechado la anchura de la pasarela, partiéndola en dos con las letras de su nombre, para mostrar unas propuestas en las que es fiel a sus principios de renovación. El adorno se ha convertido en prenda en las creaciones de Arzuaga; sus plásticos cortados con láser en Estados Unidos a modo de largos flecos han pasado de ser un elemento a ser la prenda en sí.

La diseñadora ha vuelto a utilizar la fibra óptica para iluminar sus creaciones y ha llevado el volumen al máximo. Vestidos y faldas con polisones, grandes lazadas que convierten a la mujer en una enorme mariposa, y la utilización del tul y el raso para confeccionar un tejido que asemeja a largas plumas destacaron en propuestas atrevidas y coherentes.

Tras ella, el turno era para Ángel Schlesser. El diseñador se inspira en la sastrería de los ochenta e incluye aquellos trajes de chaqueta y pantalón de otro tiempo. Se esmera en su colección de noche, con una revisión del esmoquin -pantalón de lamé negro y chaqueta blanca en algodón técnico- que usado de forma independiente puede resolver también la vestimenta del día.