EFICACIA. Los jugadores se abrazan tras el primer tanto del partido. / EFE
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Iniesta acaba con la resistencia de Armenia en sólo quince minutos

Tras sus dos nuevos goles en el trámite de anoche en Albacete, David Villa ya suma 21 con la selección española y supera al mítico Telmo Zarra

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Coser y cantar. España se deshizo de Armenia con la ley del mínimo esfuerzo, merced a un arreón inicial y otro final para redondear el resultado, y ya es líder de grupo en la clasificación para el Mundial. Un espléndido Iniesta, como se adivinaba profeta en su tierra, abrió la senda del éxito con un par de pases geniales que acabaron con la débil resistencia de esta ex república soviética. Una noche de lo más plácida en pleno jolgorio de la feria de Albacete que permitió el ansiado debú de Bojan. Y que, tras sus dos dianas, dejó a Villa con 21, una más que el mítico Telmo Zarra.

Del Bosque anunció al aterrizar en la selección que con él no habría privilegios mediáticos, ni filtraciones sobre los onces, y de momento lo cumple. Jugó al despiste, quizá para alimentar los debates en la previa de un duelo descafeinado, y al final situó dos puntas, introdujo a Güiza y Cazorla y prescindió de Capel y Cesc, que esta vez jugó los minutos intrascendentes. La apuesta le salió a pedir de boca porque la noche se cerró en un pispás. Sin el extremo almeriense, ubicó en esa zona a Iniesta, que impartió una lección magistral en casa, ante ese público albaceteño que le idolatra. Es un orgullo para esta gente, para España entera, que uno de los mejores jugadores de planeta sea de Fuentealbilla y represente la sencillez del pueblo.

A diferencia de Capel, desbordante pero todavía en formación, algo chupón, alocado y con el defecto corregible de agachar la cabeza más de la cuenta, Iniesta lee el fútbol de maravilla. Sabe cuando hay que driblar, tirar una diagonal, esperar la incorporación del lateral, tocar en corto, en largo, en profundidad o cambiar de costado. Y si encima enfrente tiene a un adversario tan pobretón como Armenia, miel sobre hojuelas. Y siempre mirando al frente, observando el panorama y con una virtud de anticipación que sólo tienen los privilegiados. Siempre sabe lo que va a hacer antes de recibir. Es un ejemplo de que para ocupar bien las bandas no hacen falta extremos puros.

Tiralíneas

Con dos acciones de tiralíneas, Iniesta rompió el duelo. La consigna era marcar pronto y, bajo la bota mágica del azulgrana, España no falló. Un gran desmarque de Capdevila, el que casi siempre cumple y apenas recibe titulares elogiosos, un soberbio pase de Iniesta y 1-0. A continuación, quien se benefició de la inocencia armenia y el magisterio del manchego, fue Villa. Sólo quedaba saber si España mantendría la intensidad o, tal y como ocurrió, echaría el freno de mano pensando en Liga y Champions.

El asunto de Cesc puede tener más lecturas. Su suplencia puede venir motivada porque, simplemente, ante Bosnia-Herzegovina volvió a quedar patente que a veces con el del Arsenal, Xavi e Iniesta existe una superpoblación o atasco de grandes centrocampistas desaconsejable. Pero también a un puñetazo encima de la mesa de Del Bosque para dejarle claro que las quejas por los cambios no hacen grupo.

Sin Fábregas, Xavi gozó de más espacios para el baile ante los ex soviéticos. Más atrás, el omnipresente Senna se valía para frenar a los rivales. Y si le superaban rara vez, ahí aparecía el pie o la mano de Casillas. España entraba por todos lados, algo menos por el flanco de Ramos y Cazorla, y si no se fue al descanso con un resultado de escándalo fue porque Villa no acertó en tres ocasiones pintiparadas.

Con todo resuelto, Del Bosque probó alternativas. Retiró primero a Güiza, que se fue visiblemente molesto, y pasó a jugar con un delantero. Xabi Alonso, como en la segunda parte ante Bosnia-Herzegovina y Armenia, fue el medio centro. Y Xavi se adelantó. Y al fin, tras un parto de siete meses, se estrenó Bojan.

El azulgrana jugó de extremo derecho, en el lugar que ocupaba Cazorla. Estuvo nervioso. No importó. Villa, cómo no, y Senna, de lejano zapatazo, certificaron la goleada. España, Albacete, siguen de fiesta.