RECOGIDA. Mariscadores a pie buscan moluscos bivalvos en el litoral gaditano. / LA VOZ
Ciudadanos

Prohíben la captura de la coquina de fango de la Costa Noroeste por contaminación

La Junta ha detectado en el molusco una gran concentración de metales pesados de origen natural La veda afecta a la zona de producción que se extiende desde el Guadalquivir hasta el río San Pedro

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Una de las cosas que hacen que la vida merezca la pena está en el disfrute de los placeres sencillos. Entre éstos se cuenta el de tomar unas coquinas de fango al ajillo o en salsa acompañadas de una manzanilla fresca en cualquier terraza gaditana. Desde el pasado lunes, sin embargo, no se pueden extraer en la zona litoral que ocupa toda la Costa Noroeste de la provincia, desde el estuario del Guadalquivir hasta la desembocadura del río San Pedro. La presencia de metales pesados en esta especie y en este caladero ha llevado a la Delegación Provincial de Agricultura y Pesca a prohibir su extracción y comercialización por los efectos perjudiciales que la alta concentración de metales pueda ocasionar en el ser humano.

Este tipo de contaminación que pueden padecer los moluscos bivalvos responde a un proceso natural. El mar no sólo está hecho de agua, también contiene metales -de hecho, se considera que en el océano se concentran las mayores reservas de oro del planeta-. Los que se encuentran con una mayor asiduidad en las especies marinas son el cobre, el plomo y el cinc. No obstante, la pesca de estas especie en cualquier otro caladero de la provincia y su posterior comercialización está permitida por la Administración, ya que en el resto del litoral no presenta la acumulación de metales que sí se da en la zona de producción de la Costa Noroeste.

Control de calidad

El Laboratorio de Control de Calidad de los Productos Pesqueros y Acuícolas de la Junta de Andalucía, un organismo adscrito a la Consejería de Agricultura y Pesca, es el encargado de realizar los análisis que indican si cada una de las especies que se dan en cada uno de los caladeros del litoral andaluz son aptas para el consumo humano. Esta analítica se viene realizando desde hace diez años, según explicó el jefe del Servicio de Ordenación de los Recursos Pesqueros y Acuícolas de la Dirección General de Pesca, Alfonso Márquez. Los muestreos de cada especie y en cada zona de producción se realizan de forma mensual para asegurar que el consumo de marisco no sea peligroso para la salud. Cuando se detecta la contaminación de alguna especie, la Junta aumenta la frecuencia de los análisis para determinar en qué momento vuelve la especie a ser apta para el consumo y levantar la veda de su captura.

El agua de los caladeros también se somete a análisis semanales, aunque éstos no buscan metales, sino toxinas. Los moluscos bivalvos -coquinas, almejas, ostras, ostiones, mejillón- se alimentan de plácton, filtran ingentes cantidades de agua y absorben estos microorganismos que viven en suspensión en el mar. Los científicos han descubierto que ciertas especies de plácton generan siempre biotoxinas que transmiten al bivalvo que se alimenta de ellos -como sucede en el caso de las algas que provocan las conocidas mareas rojas-; otras, dan lugar a la presencia de tóxicos en ciertas ocasiones, aunque se desconoce cuáles son las circunstancias que provocan su aparición.

En el litoral gaditano -al igual que en el malagueño- está prohibida la captura y comercialización de la vieira. Esta sabrosa especie presenta altas concentraciones de la toxina PSP desde hace cuatro años. Este es uno de los cuatro tóxicos que pueden presentar los moluscos -a los que se añaden la ASP, la DSP, y la NSP-.

Márquez explicó que la costa atlántica de la provincia es menos propensa a verse afectada por la incidencia de estas toxinas que la mediterránea, por lo que es habitual que las capturas en sus caladeros esté abierta para todas las especies durante la mayor parte del año, salvo por los periodos de veda para asegurar la supervivencia de la especie y que no se agoten sus recursos por una pesca excesiva. Asimismo, señaló que en el sector pesquero del Golfo de Cádiz se da poco marisqueo, sea éste en barco o a pie. El ostión es una especie de gran tradición en la Bahía; Márquez apuntó que no suele dar positivo en los análisis de tóxicos, aunque matizó que cuando se alimenta de plácton contaminado acusa su presencia rápidamente.

El responsable de la ordenación de los recursos pesqueros observó que unas especies acumulan las toxinas con más rapidez que otras y que, de igual modo, también las hay que tardan mucho en verse libres de su presencia. Éste es el caso del corruco, cuya captura está prohibida también en todas las zonas de producción de la provincia en las que se le puede encontrar y que tarda mucho tiempo en verse liberado tras haberse contaminado.

jlopez@lavozdigital.es