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De Cádiz al cielo

La Agrupación Astronómica Hércules reúne a medianoche a dos centenares de personas para observar las estrellas

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«Ponme la estrella del Cádiz» fue una de las frases que los organizadores de las I Jornadas Astronómicas más veces oyeron entre los asistentes a los talleres de observación en la Plaza de Santa María del Mar. Quizás eran algunos aficionados cadistas que esperaban que la estela del albireos, una estrella doble en la que se distinguen los colores amarillo y azul, guiara por el buen camino a su equipo.

Alberto Romero, presidente del colectivo convocante, explicaba ayer entusiasmado la plantada del sábado, nombre con el que se denominan las observaciones públicas, a la que asistieron unas 200 personas. Un numeroso grupo formado por curiosos, expertos y aficionados procedentes de distintos puntos de la geografía española -Jaén, Cáceres, Córdoba, Madrid y Cádiz- que durante el inicio de la madrugada del domingo estuvo más cerca que nunca del cielo. Aunque el día había estado nublado, finalmente el cielo dejó claros para mirar y con la ayuda del telescopio más potente, llamado Gran Gaditán pudieron observar, entre nube y nube, la Luna y Júpiter. «Casi todos los que pusieron su ojo sobre nuestro telescopio eran novatos y la imagen que contemplaban les dejaba prendados», señaló Alberto.

Quinto aniversario

El amplio programa que han desarrollado desde el pasado viernes y que finalizó ayer con una visita al Planetario de la Universidad de Cádiz en Puerto Real, resume los cinco años de vida que tiene la asociación astronómica. «Las jornadas han sido agotadoras, ya que terminaban a la una de la madrugada», reconoce el presidente del grupo. Por eso, puede que no tengan muy claro cuando volver a organizar las siguientes, si de forma anual o cada dos años.

Pero Alberto sostiene que ha merecido la pena, ya que han contado con gente muy preparada para ofrecer las conferencias y los participantes han quedado muy satisfechos. Tanto es así que en principio sólo eran cien las personas inscritas, una cifra que se vio duplicada no sólo en las observaciones con telescopios, sino también las conferencias.

«El aforo era limitado por eso muchos tuvieron que seguir las charlas de pie». Aunque parecía que las plantadas que se han ido desarrollando iban a ser el plato fuerte de las jornadas, los talleres científicos han sorprendido a muchos que aprendieron a calcular la velocidad de la luz sólo con una loncha de queso y un microondas.

Una vez finalizada esta cita astronómica sólo queda esperar a que el grupo vuelva a reunirse el próximo cuarto creciente que será en octubre.