El huracán 'Ike' azota de nuevo el Caribe

Los huracanes no dan ni un sólo respiro a las islas caribeñas. Sin haber podido recuperarse de los efectos de Hanna, que se desintegra en el Atlántico norte, y de los no menos temibles Gustav y Fay, otro devastador ciclón castiga con lluvias y vientos por encima de los 215 kilómetros por hora a las Bahamas, Haití y el oriente de Cuba. La amenaza ha apresurado las evacuaciones, ya que el temor que se anticipa a causa del «extremadamente peligroso» Ike angustia al Caribe.

El ciclón ha puesto en alerta al Gobierno de Haití, quien ordenó ayer la evacuación de 20.000 habitantes de las zonas con mayor riesgo de la ciudad de Gonaives, al norte del territorio isleño. Mientras unos escapaban de las garras del Ike, otros 40.000 permanecían en refugios a la espera.

Estos fenómenos naturales tienen encendidas todas las alertas. El temor está totalmente justificado, ya que la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA) aseguró que las víctimas aumentan «de hora en hora». En busca de apaciguar los ánimos, los cascos azules de la ONU desplegados en Haití ayudan en el traslado de los damnificados a albergues y zonas seguras. Pero este refuerzo no evita que el número de víctimas aumente de forma escalofriante. Sin ir más lejos, el viernes se informó del hallazgo de unos 500 cadáveres en el fango, cuando el nivel del agua descendió en Haití. Con esta cifra, el balance de muertos superaría los 700 en las últimas tres semanas por culpa de los desastres naturales. Y mientras siguen apareciendo más cuerpos en el lodo, los habitantes del norte del país intentan salvar sus bienes llevándolos a los tejados o las partes altas de las edificaciones. Holly Inurreta, miembro de los Servicios Católicos de Ayuda, alertó ayer de que «con un poco más de lluvia Gonaives estará aislada otra vez».

Un infierno

La hambruna se extiende entre gran parte de los seis millones de haitianos pese a que la ayuda ha comenzado a ser distribuida. Pero resulta difícil dar consuelo a las 650.000 personas afectadas por los tres huracanes que han asolado el país más pobre de América Latina. El caos se ha adueñado de esta zona, donde el enviado de la ONU, Hedi Annabi, confirmaba el desastre. «Lo que he visto en esta ciudad en el día de hoy es casi como el infierno en la tierra», confesó tras un recorrido por Gonaives.

Las autoridades locales, sin embargo, minimizaban las cifras. El comisionado de la Policía, Ernst Dorfeuille, afirmó que encontraron sólo 32 fallecidos y que oficialmente Hanna mató a 163 personas. De todas formas, tras el azote de Ike las víctimas podrían aumentar. Por el momento, quienes sintieron la terrorífica fuerza de Ike fueron los habitantes de las islas Turcas y Caicos, un pequeño archipiélago al sur de las Bahamas. Los vientos huracanados dejaron sin techo a un 80% de las viviendas. Su potencia ya se siente en Cuba, donde la Defensa Civil aceleró los preparativos para afrontar su impacto en la noche de ayer, aunque sus primeros efectos se sintieron desde el mediodía.

El diario Juventud Rebelde alertaba en su portada de la potencia del ciclón. «Ike: peligro real e inminente», rezaba el periódico antes de recordar que «desde hace 50 años la costa nororiental no ve un evento de tal magnitud». El huracán entrará con categoría 4 de 5 en la escala Saffir-Simpson. Y hasta ayer se desplazaba por el Caribe hacia el oeste a una velocidad de 20 kilómetros por hora. Este ciclón ocasionará muchos más daños materiales que Gustav, que arrasó ciertas regiones de la isla hace una semana.

La mitad oriental del país entró en fase de alarma. El avance de Ike obligó a miles de evacuados a permanecer lejos de las zonas de riesgo. Además, se protegió a los animales y los bienes materiales. En el centro del país se decretó la alerta ciclónica y comenzaron las salidas masivas de ciudadanos. En la capital y la provincia de La Habana, donde Ike llegará el martes, decretaron la fase informativa para ir detallando el paso del ciclón.