VOLUNTAD. Mejías intenta batir a Martín con un tiro muy escorado. / VÍCTOR LÓPEZ
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Más inocentes que un búcaro

El filial demostró apuntes de calidad, pero no pudo escapar del control sevillista Luismi tuvo la oportunidad de empatar el espectacular gol de chilena de Carreño

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Un búcaro es un botijo. Algo simple a más no poder. Se mete agua por un agujero y se bebe por otro bastante más pequeño. Así de inocente. Es imposible hacerse daño con un búcaro (bueno, no es completamente imposible, pero hay que ser muy tonto).

El Cádiz B puede dejar de ser un objeto inofensivo y convertirse en un artefacto preciso y peligroso para sus rivales. Pero para llegar a eso hace falta mucho trabajo. Ante el Sevilla C, los jóvenes jugadores del filial cadista mostraron bocetos de calidad, de juego en equipo, pero ningún proyecto en firme.

Jesús Casas se desgañitó desde la banda para que sus futbolistas pusieran en práctica lo ensayado durante la semana. Los amarillos pusieron voluntad, lo intentaron, pero el balón nunca circuló con soltura y el Sevilla C, especialista en maniatar contrarios, no tuvo problemas para tener el partido bajo su control.

Las credenciales sevillistas se pusieron sobre la mesa con un codazo sobre Bienve en los primeros minutos que mandó al jugador al Hospital de Puerto Real con mareos y vómitos. La candidez se encontraba con su peor enemigo. Sólo una falta lanzada al palo por Bello al estilo maradoniano desde el espacio que queda entre el córner y el área intimidó a Martín, un portero bajito pero que estuvo perfecto en todas sus intervenciones.

El espectacular gol de chilena de Carreño nada más comenzar la segunda parte permitió a los sevillistas echarse atrás, poner minas en el centro del campo y jugar sólo con balones largos. Ahí fue cuando el Cádiz cogió aire, comenzó a mover el balón y, sobre todo, a tirar diagonales a la banda derecha. Entre Catalán y Guedes, ambos salidos en el 53, realizaron las mejores jugadas.

El central Luismi tuvo el empate a tiro cuando remató de cabeza completamente solo en el área pequeña. Pero incomprensiblemente mandó el balón fuera. Luego, Guedes puso el balón donde se hacen pisitos las arañas, pero Martín voló y dejó a los aficionados con el «!Gol!» en la boca.

Javi Gracia fue a ver el encuentro. Un buen detalle. Pero seguro que pensó que a este equipo le hace falta perder más partidos para dejar de ser tan inocentes.