DE ZORRILLA A LA MAREA

Justificar el sueldo en Diputación

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Si no tenía bastante Diputación con los líos que se han formado con más de una convocatoria de concursos públicos de contratación de personal o adjudicación de proyectos (recuérdese el caso de los contratos a INRAVE desde el Servicio de Recaudación para programar GADIR y mantener el programa SIGRE, por ejemplo, cuyos pliegos de contratación, medios y fechas donde se publicó la oferta pública en los últimos cuatro años aún estoy esperando ver), ahora sale a la palestra la subida de sueldos de los diputados y asesores, cuando la tónica general en el país es la de la congelación, por eso que dicen los expertos que estamos en crisis o, lo que es lo mismo, más tiesos que las mojamas. Quizás pensaban los políticos que los periodistas en agosto no miran el Boletín Oficial de la Provincia y que este incremento en sus nóminas iba a pasar desapercibido. Si cuela, mejor. No cabe duda, eso sí, de que los políticos tienen que cobrar un sueldo porque nadie trabaja por amor al arte, pero no estaría mal que todos, los del PSOE, PP, IU y los cuatro que quedan del PA y PSA, mostrasen sus nóminas y justificasen su trabajo. Quizás así callarían más de una boca. No estaría mal que explicasen lo que hacen al cabo del día en beneficio del ciudadano y no del partido. Ahí está el problema. Hay asesores de Diputación que se llevan semanas enteras sin pisar la Casa Rosa de la plaza España, y otros que nadie sabe lo que hacen al cabo del día. Lo que no creo que sea justo es que se tome como cabeza de turco a Francisco Aido y se utilice el que es padre de Bibiana Aido para atacar a la ministra. Lo era antes de que su hija llegase al gabinete de Zapatero y, si pringa uno, pringan todos. No estaría mal que las administraciones explicasen cuál es el trabajo que desarrollan su personal de confianza para no levantar suspicacias y así evitar salir en primera plana. No vale decir que sólo se han aplicado el IPC, como ha declarado el vicepresidente de la Diputación, Federico Pérez Peralta, porque el IPC, depende sobre qué cantidad se aplique, es más o es menos y, en este caso, es un pellizquito importante.

FUSIÓN DE PROVISA

Quien no lo está haciendo nada mal, al menos así lo entienden quienes trabajan en las áreas de su competencia, es el diputado José Antonio Barroso. No contento con lo que tiene, el hombre ha puesto orden en Provisa y en el Patronato de la Vivienda de Diputación, que pronto empezará a funcionar como un ente único después de aprobarse su fusión. Barroso ha hecho borrón y cuenta nueva y, todo hay que decirlo, más le valía así. Lo que se encontró en Provisa no era plato de buen gusto para nadie. Había más bajas que en Delphi, causadas por malos rollos con la gerente. En alguna ocasión, desde la redacción de La Voz, que está justo abajo de sus oficinas, escuché algún que otro grito y comentario de mal gusto. Pero Barroso es listo, no es por pelotearle, pero nada más que hay que verlo. Pese a que le guste ir al palco del Real Madrid y viajar en coche oficial (gris y no azul, como he puesto equivocadamente en alguna ocasión), hace las cosas bien cuando quiere y le interesa. Y lo que se encontró en Provisa, o lo arreglaba, o le explotaba en las manos. Dicen que cesó a la gerente, y sus razones tendría.

LA PATATA DE BRENES

Cada año el mismo problema. Padres enfadados porque sus hijos no entran en los colegios cuya educación eligen. Situaciones que acaban en denuncias que, normalmente, a lo único que llevan es a enemistarte con el conocido cuyo hijo ha entrado y a gastarte una pasta en abogados y detectives. Al final, el niño o la niña, si entra en el centro, queda señalado como el que echó al que ya estaba dentro. Y los padres, tan contentos. En fin, es una situación incómoda que casi siempre afecta a los colegios concertados, los más demandados incluso por quienes defienden la enseñanza pública desde sus cargos políticos. Si se repasaran los apellidos de las listas de alumnos de la concertada más de uno se pondría colorao. En fin, para los hijos se quiere lo mejor y si para ello hay que traicionar los ideales, pues no pasa nada. Lo que ocurre es que cuando hay padres que eligen la enseñanza pública para sus hijos surgen también problemas. Ahora mismo, en varios colegios de Cádiz, hay listas de espera para los comedores escolares (lo que no existe en los concertados) y algún que otro caso sospechoso en el orden de prioridad. Resulta paradójico que, mientras se vende la importancia del acceso de la mujer al trabajo, haya problemas para conciliar la vida familiar y laboral precisamente porque los centros de enseñanza pública no ofrecen servicio suficiente para cubrir la demanda. Si no hay plazas en los comedores, que las aumenten, como los sueldos.