EL RAYO VERDE

Ciudad administrativa

El enésimo frente abierto entre el PP y el PSOE en Cádiz se refiere a la intención municipal de derribar la Audiencia, que acaba de pasar a patrimonio de la Diputación, después de que la Junta de Andalucía la permutara por la Institución Provincial, donde se levantará la futura -futurísima, por lo que tarda- Ciudad de la Justicia. Diputación quiere llevar allí sus servicios centrales y se niega al derribo, que también rechaza el Colegio de Arquitectos, para quien el edifico está bien donde está. Pero desde el PSOE llega un añadido inesperado al discurso: si Diputación no puede trasladar a la Cuesta de las Calesas sus servicios centrales, como proyecta, tendría que plantearse llevárselos de la ciudad.

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Siempre me asombra la voracidad de los aparatos administrativos, que crecen y crecen y engullen una casa tras otra, dejan sus sedes por falta de espacio y ocupan más y más edificios de vieja y nueva planta, y parece que nunca tienen bastante. Como una se despiste un poco va a hacerse una mamografía a donde ahora se recogen los carnets de familia numerosa, que es donde antes estuvieron los subsidios de no se qué, y puede que para hallar determinado servicio de una consejería deba recorrer media ciudad, y varias veces. A ello se suma que cada cuatro años cambian nombres de departamentos y se agrupan de diferente manera, de modo que al final El Proceso o El Castillo de Kafka se quedan en cuentos de hadas.

El Ayuntamiento de Cádiz no puede poner trabas al crecimiento de la Administración, porque es una de las más evidentes fuentes de ingresos de la ciudad y de trabajo de sus habitantes. Deberá racionalizarlo, como la Junta ha de hacer con su aparato administrativo, pero debe intentar retener como pueda cuantas oficinas vengan, porque son empleos, tránsito de personas, negocio para los bares de la zona, para los comercios, para los aparcamientos de Pepe Blas, etc. No debería ser lo único, porque luego cae la tarde y las calles quedan muertas, pero es lo que tenemos y resulta absurdo hablar de un futuro de «ciudad administrativa y de servicios» si no se cuidan ambos. Como tampoco puede pretenderse «cultural», la tercera parte del tópico, si no se mima el patrimonio y, por ejemplo, se decide ampliar la Guardería Municipal, situada sobre el Teatro Romano, en vez de trasladarla a cualquier otra sede y continuar excavando hasta sacar a la luz el máximo posible del que consta ser el mayor monumento de su tipo de la España romana. Clama al cielo.

Pero la bronca del derribo de la Audiencia tiene un rasgo de alarma, y es la amenaza velada de que Cádiz comience a perder sedes administrativas e incluso deje de ser la capital de la provincia. Estoy convencida de que uno de los pecados que cometió el PSOE con Cádiz, esos que él mismo piensa que tardarán dos generaciones en ser perdonados, fue la dichosa descentralización, los cuatro campus de la Universidad, la duplicidad de sedes administrativas, institucionales, etc., la pérdida de centralidad, al fin, de la ciudad. Como destape siquiera una rendija de esa caja de los truenos, las consecuencias pueden ser funestas.

Al mismo tiempo, desde el Ayuntamiento de Cádiz se tiene que hacer guiños a las demás administraciones y a los otros pueblos de la Bahía. La ciudad debe ejercer un liderazgo real y no sólo formal, ha de ser un lugar al que querer ir, y no por castigo, un espacio amable, acogedor, un topónimo con el que identificarse, que incluya y no excluya, que ofrezca ventajas, beneficios, diversiones.

No parece que estemos en camino de conseguirlo, a pesar de tener tanta potencialidad, tanto que ofrecer. Pero el asunto no está en los despachos, allí sólo está la pelea.

lgonzalez@lavozdigital.es